martes, 10 de abril de 2007

Siempre se llega tarde... pero todo es bien.

( Ahí van perdonando los olvidos y lo descuidado de los dos meses que pasaron... )

Un aniversario es un número más. Un onomástico tiene tintes diferentes, aunque yo regularmente no lo tenga presente tan a menudo. Y me disculpo. Eso si, si estoy ahí, es porque hay algo que todavía se transforma, así como la energía hay algo que sigue regresando ( a pesar de los despistados desplantes y la mala memoria).

Los aniversarios no son una prioridad para mi. Los onomásticos, tampoco. Alguna vez en la vida lo fueron, pero ya nos son. Los ratos para amar si lo son: ¡ ¡ ¡ y que complicado ¡ ¡ ¡. Yo algunas veces celebré los propios y fue de maravilla, pero la mística se perdió, se quedó enredada en cualquier lado.

Que me reconozcan algo que no creo merecer, es un bálsamo al corazón, así no más. Que algún corazón de esos que siempre he querido cerca, aunque nunca haya hecho nada para merecerlo, me reconozca el corazón mismo, es una victoria.

Simplemente quiero decir gracias a la noche de Jorge Eliécer, que unos años después, veintisieteparaserexactos, trajo un gran pedazo de la nobleza, la humanidad y el amor a este mundo tan carente de tantos asuntos.
Gracias vida por estas noches ( como la de anoche ).