La mejor defensa es... cualquier impertinencia
Aceptemos que Juan Fernando Cristo tuvo su enredo con el manejo de recursos económicos durante la campaña ¡Samper Presidente!. Aceptemos también que el Senador Petro era miembro del M-19 cuando éste grupo se tomó el Palacio de Justicia.
Lo primero, la campaña, tuvo su desarrollo entre 1993 y 1994, hace ya unos catorce o quince años. Lo segundo, la toma del Palacio, fue en el año 1985, es decir, hace unos veintitres; quiero agregar, además, que el Senador Petro hizo parte del proceso de desmovilización del M-19, que culminó el 8 de marzo de 1990, hace poco más de diez y ocho años.
¿Y eso para qué saberlo? Déjeme decirle.
El vínculo de Cristo con la campaña samperista y sus dineros calientes fue uno de los asuntos traídos a colación – a modo de cortina de humo, por supuesto – por el Presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, para responder a la justificada petición de explicaciones que el Senador Cristo hizo por las recientes visitas del abogado de a.don Berna y el delincuente a.Job a “La Casa de Nari”. Dos asuntos al respecto: Primero, el Senador Cristo, como parlamentario, como representante de los Colombianos, no sólo tiene derecho sino la obligación de preguntar por ese suceso. Segundo, la cuestión de los dineros calientes de la campaña Samper fue hace mucho rato, no hace pocos meses (como lo de a.Job y el abogado de a.don Berna) y no es preciso, ni pertinente que se traiga a colación ahora, entre otras porque en el retrovisor ya se ve chiquito. Pero lo más preocupante de todo es que el Presidente siempre tiene una mala disculpa y en este caso, no le salió mejor. Que venían a hacer una denuncia sobre el complot de la Corte Suprema de Justicia, pues que pena que las denuncias hoy en dia, se hagan en “La Casa de Nari” y no en la Fiscalía General de la Nación. Bueno, así está actuando este gobierno, se cree viejo juez, ese que instruía los procesos, valoraba la información y condenaba.
Pero es que lo del retrovisor es ya una mala costumbre, o mejor, un vicio patético de la Presidencia (gabinete incluido) porque resulta que el señor Ministro Fabio Valencia Cossio, ante el cuestionamiento sobre la conveniencia para el pais que él siga siendo el Ministro del Interior y de Justicia por parte del Senador Gustavo Petro (debido a la reciente destitución de su hermano Guillermo León Valencia Cossio de la Dirección Seccional de Fiscalías en Antioquia por relaciones directas –conversaciones telefónicas y reuniones– con paramilitares de la ciudad; cargo que además era cuota política del valenciacossismo en el gobierno; pero además, por la llamada que el señor Ministro hizo al Fiscal General para que se portara bien con su hermano.), respondió recordándole al Senador Petro que no olvidara que él fue parte de ese grupo terrorista que se tomó el Palacio de Justicia, bla, bla, bla, pura baba... Insisto, eso fue hace ya unos años y no tiene nada que ver con la discusión, pues el señor Petro hizo parte de un proceso que lo regresó a la vida civil (que haya sido con justicia o no, pues ya hoy no es pertinente) y el Ministro lo comenta tratando de poner ahí la humareda que haga difusa la situación reciente, de ahora, actual, de su hermano.
Lo primero, la campaña, tuvo su desarrollo entre 1993 y 1994, hace ya unos catorce o quince años. Lo segundo, la toma del Palacio, fue en el año 1985, es decir, hace unos veintitres; quiero agregar, además, que el Senador Petro hizo parte del proceso de desmovilización del M-19, que culminó el 8 de marzo de 1990, hace poco más de diez y ocho años.
¿Y eso para qué saberlo? Déjeme decirle.
El vínculo de Cristo con la campaña samperista y sus dineros calientes fue uno de los asuntos traídos a colación – a modo de cortina de humo, por supuesto – por el Presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, para responder a la justificada petición de explicaciones que el Senador Cristo hizo por las recientes visitas del abogado de a.don Berna y el delincuente a.Job a “La Casa de Nari”. Dos asuntos al respecto: Primero, el Senador Cristo, como parlamentario, como representante de los Colombianos, no sólo tiene derecho sino la obligación de preguntar por ese suceso. Segundo, la cuestión de los dineros calientes de la campaña Samper fue hace mucho rato, no hace pocos meses (como lo de a.Job y el abogado de a.don Berna) y no es preciso, ni pertinente que se traiga a colación ahora, entre otras porque en el retrovisor ya se ve chiquito. Pero lo más preocupante de todo es que el Presidente siempre tiene una mala disculpa y en este caso, no le salió mejor. Que venían a hacer una denuncia sobre el complot de la Corte Suprema de Justicia, pues que pena que las denuncias hoy en dia, se hagan en “La Casa de Nari” y no en la Fiscalía General de la Nación. Bueno, así está actuando este gobierno, se cree viejo juez, ese que instruía los procesos, valoraba la información y condenaba.
Pero es que lo del retrovisor es ya una mala costumbre, o mejor, un vicio patético de la Presidencia (gabinete incluido) porque resulta que el señor Ministro Fabio Valencia Cossio, ante el cuestionamiento sobre la conveniencia para el pais que él siga siendo el Ministro del Interior y de Justicia por parte del Senador Gustavo Petro (debido a la reciente destitución de su hermano Guillermo León Valencia Cossio de la Dirección Seccional de Fiscalías en Antioquia por relaciones directas –conversaciones telefónicas y reuniones– con paramilitares de la ciudad; cargo que además era cuota política del valenciacossismo en el gobierno; pero además, por la llamada que el señor Ministro hizo al Fiscal General para que se portara bien con su hermano.), respondió recordándole al Senador Petro que no olvidara que él fue parte de ese grupo terrorista que se tomó el Palacio de Justicia, bla, bla, bla, pura baba... Insisto, eso fue hace ya unos años y no tiene nada que ver con la discusión, pues el señor Petro hizo parte de un proceso que lo regresó a la vida civil (que haya sido con justicia o no, pues ya hoy no es pertinente) y el Ministro lo comenta tratando de poner ahí la humareda que haga difusa la situación reciente, de ahora, actual, de su hermano.
Pero así es este gobierno. Tiene relaciones non-sanctas con los paramilitares y ejecuta permanentemente actos de corrupción política, pero cuando algo de ello se descubre, se defiende a muerte, de manera barriobajera, rastrera, inmoral y descarada. Generalmente, abren el baúl de los recuerdos y, de la vida de sus denunciantes, saca cualquier antiquísimo detalle para fabricar una bomba de humo al mejor estilo SWAT y así intentar desviar la atención sobre el tema cuestionado. Eso sin contar con que después siempre viene alguna justificación impertinente, tonta, vergonzosa, en un comunicado leído por el mismo Presidente que sabe que, solo con mencionar la palabra patria - como si fuera un chasquido de dedos del hipnotista –, los miopes neopatriosistas colombianos, entran en trance y dicen: claro, Alvarito, usted es el camino, la verdad y la vida, amén.