domingo, 21 de octubre de 2007

Que horror de campaña

Definitivamente la política electoral en Colombia está en plena decadencia. Y es que hace muchos años yo no veía una campaña política con tan poca política y tanta emocionalidad. Aterrador. La campaña de hoy en Colombia más parece un partido de fútbol entre Millonarios y Nacional o la salida del estadio: lleno de corazón y poco de razón. Entre otras porque la coherencia política ha desaparecido: Liberales uribistas, conservadores uribistas, uribistas no uribistas, conservadores liberales, liberales de izquierda, zurdos del conservatismo, uribistas social-demócratas, y así, para no extendernos mucho más.

Lo primero que debo decir es que no soy partidario – en el estricto sentido de la palabra -, ni mucho menos militante del PDA, pero también debo decir que a la Alcaldía de Medellín, voy a votar por el Polo, no tanto por su candidato, y para ello hay tres motivos básicos.

El primero responde a un asunto de política profunda: creo que el Polo es una buena alternativa, pero aún no cuaja y en Medellín, menos. Considero entonces que un voto por el PDA puede darle un poco más de fuerza y, de esta manera, promoverlos a que organicen mejor sus estructuras. Necesitamos un Polo más amplio, un poco más progresista y menos mamerto.

El segundo motivo es muy particular, algo egoísta y tiene relación con lo anterior: la pura oposición. En una ciudad tan conservadora como esta, marcada por ese antioqueñismo patético que nos ha caracterizado, me resisto a votar por el señor Uribe o por alguien que represente sus intereses, que se ubique en sus líneas o que utilice a sus copartidarios para promoverse como candidato, y en eso hay claridades en la ciudad. Excepto el candidato del PDA, todos los candidatos están en línea con Uribe, tienen importantes uribistas en sus filas o, directamente, lo alaban.

Y en tercer lugar, está un asunto que casi nadie considera pero que a mi me ha fatigado mucho en esta campaña: la bajeza del debate, pues de ideas sobre políticas públicas hemos visto poco. Eso si, mucho de acusaciones, demandas, quejas, insultos y agresiones personales. Y como para mi esa es una situación aterradora, es el tema al que le dedicaré un poco más de espacio dentro de este escrito.


Esta campaña electoral a la Alcaldía de Medellín me ha permitido ver que definitivamente en Colombia, y que se refleja en Medellín por supuesto, hay dos líneas políticas definidas: la de Uribe y la del Polo. Respecto a la línea Uribe, debo decir que los programas de gobierno de la mayoría no distan mucho entre ellos, al menos no en lo que se puede llamar plataforma política. Se diferencian en las acciones concretas que se proponen, pero la línea de fondo es muy similar. Hay propuestas exóticas, poéticas, faraónicas, mediocres y repetidas en los discursos de la mayoría y también hay ausencia de propuestas en el discurso de uno que otro, pero la línea de fondo es la misma porque Medellín ya tiene una línea de desarrollo, ratificada en el Plan de Ordenamiento Territorial (que para los que lo desconocen no sólo es un plan de obras públicas y urbanismo, sino que traza líneas que cruzan todos los aspecto cotidianos de la ciudad) construido colectivamente durante los últimos 7 u 8 años. Esa es la principal causa de esta “pelea en el lodo”: Como no hay mucha diferencia entre lo que se proponen con la ciudad, pues se van a la acusaciones personales - estrategia muy del estilo del Presidente de Colombia y sus ministros y que lo han inculcado en el país de hoy.

De otro lado, siempre he considerado que la participación de todos en los procesos políticos – no solo en las épocas electorales -, son muy importantes. Y que los jóvenes se involucren en la política me parece una acción fundamental. Estuve lleno de esperanzas cuando hace unos 8 o 9 años comenzó a hacerse público en Medellín un movimiento político en el que se veían a la cabeza importantes intelectuales y académicos de la ciudad, tenía otra cara y además, su objetivo era una nueva forma de hacer política con los ojos bien puestos en la motivación a que los jóvenes universitarios se involucraran en procesos políticos. La esperanza se me ha desvanecido, pues nunca esperé que esa nueva forma de hacer política fuera tan similar a la política electoral de todos los tiempos y hasta peor.

Es transparente, si, pero tan transparente que lo que hace unos años se veía por debajo, hoy está por encima, y no es precisamente porque los gobernantes y candidatos hayan cambiado las maneras, sino porque los medios de comunicación generan otras posibilidades y, además, porque son un poco más incisivos que antes a la hora de denunciar las viejas formas de hacer política; pero también porque la Constitución del 91 abrió muchos espacios de participación ciudadana (no los crearon ni Uribe, ni Fajardo, ni Pérez, ni Gómez Martínez, etc...) que han aportado mucho a descubrir lo que verdaderamente es la política, sobretodo si es electoral.

Durante los últimos 4 años me he hecho consciente de que ese proceso de Compromiso Ciudadano ha sido estéril en lo más importante que pudo haber promovido: una participación política sensata, elegante, madura y eficiente por parte de los jóvenes de Medellín, pero no. La actual campaña muestra como en eso no se ha avanzado. Se ve en primer lugar, en la posición – y con ventaja - que tiene en las encuestas el señor Luis Pérez (poco más que satanás, según los seguidores de Compromiso Ciudadano), a pesar del gran ejemplo que ha dado el actual Alcalde (casi un mesías, según también los seguidores de Compromiso Ciudadano). O en el tercer lugar de Sergio Naranjo. O en la posición trasera de la cola en la que se ubica el PDA.

Pero también se ve en la inmadura campaña que se está desarrollando por parte de los púberes seguidores de Alonso Salazar, que nada que hacen debate con fundamentos políticos a favor de la candidatura que siguen y si, lleno de diatribas - no sé si ciertas o difamatorias, en eso no me meto – contra los demás candidatos. Pero el asunto no va solo en los seguidores jóvenes, también en el candidato y algunos de los intelectuales y académicos que le siguen: se les ve salidos de la ropa, descuadernados, igualándose a las viejas formas de hacer política, y creo – espero que así sea - que hasta desconociéndose a sí mismos. Para la muestra, sólo es necesario leer al escritor Héctor Abad Faciolince que en la última semana en Semana, se desbarrancó en una columna que, la verdad, no le calza, no es de su medida; escribió al mejor estilo de Vallejo, Caballero o Gaviria (Pascual), que siempre han sido crudos, primarios y, en ocasiones, cercanos al insulto (y lo hacen bien y a veces me gustan – alguno más que los otros, alguno menos que los demás -) y no le queda bien. Héctor Abad es de otro estilo y su bandera ha sido otra: la de la tolerancia, la del respeto, la de los argumentos, la de la sensatez.


A mi me da jartera. Me tiene cansado esta campaña barriobajera que a la ciudad no le hace bien. Me produce escozor saber que la crema y la nata de la intelectualidad de la ciudad ha abandonado las razones y se han entregado a las pasiones, como cuando apenas eran estudiantes. Me genera gran preocupación la masificación irracional de la nueva forma de hacer política, que se propague la veneración a un líder o un movimiento – en lo local – sin pensar en una plataforma política que no sea la utopía de cambiar la política, porque la política siempre ha sido la misma y ha funcionado de la misma manera, aquí y en Cafarnaum. Me gusta más la idea de transformar la sociedad, acabar la pobreza y generar equidad.

martes, 4 de septiembre de 2007

¿Habrá tiempo para estupideces?

Definitivamente el ejercicio del poder atrofia el cerebro. Es una realidad sobretodo cuando se es gobernante o cuando se es legislador – los magistrados y jueces son un poco más sensatos y debe ser porque la mayoría hacen carrera en el sistema judicial -.

Si, definitivamente de eso está llena la clase política en el país: de atrofiados mentales que lo único que hacen es llevar a Colombia por los caminos más absurdos posibles. Con pocas excepciones, quienes se dedican al ejercicio del poder van perdiendo la cabeza y se olvidan que sólo son unos ciudadanos comunes cumpliendo una función pública. Olvidan que están ahí para tratar de mejorar una serie de procesos sociales desde la civilidad, desde la democracia y se convierten en portadores de intereses mínimos que no le aportan nada al colectivo.

Todo el tiempo, los representantes de la ciudadanía aparecen con ideas tan particulares como ridículas como la de un tal Espíndola – Senador de la República de Colombia para la desgracia de este triste pueblo – que, perdiendo toda orientación de su papel como legislador en un estado de derecho, pluriétnico y pluricultural, en el que está consagrada la libertad de cultos y otra serie de asuntos claros, concretos y enmarcados en la civilidad, aparece con un proyecto de ley para sancionar la infidelidad. Si, ridículo por decir lo menos.

El tema, por lo absurdo, no debería merecer ni un minuto de debate en el Congreso, ni en la radio, ni en la televisión o una sola línea en la prensa o en la internet, pero no me aguanté, porque la idea de sancionar un comportamiento de este tipo, es una verdadera afrenta a la razón.



La reflexión debe comenzar por definir qué carajos es la infidelidad. Ah respuesta difícil, deben existir tantas definiciones como ciudadanos hay en el país. Para alguien puede ser infidelidad tomar un café con una amiga o un amigo alguna tarde; para otra persona puede ser una cena en un restaurante elegante; para alguien más puede ser infidelidad una llamada de más de 3 minutos; para alguien más puede ser infidelidad unos besos y un rato de sexo con otra persona en una noche de copas de la que no queda ni nombre, ni número de teléfono, ni nada; y para alguien más ni eso último puede significar un acto de infidelidad. ¿Qué tipo de actuaciones entonces serán tipificadas como el delito de la infidelidad? Ay maestros, ¿cuánto tiempo se irá a llevar ese debate en el Congreso, donde todos sabemos que ese tipo de actos es lo de menos frente a la cantidad de delincuentes que se sientan en el honorable salón elíptico?
Mientras este país siga legislando a partir de los criterios personales de la moral, desde las personalísimas escalas de valores de unos pocos, desde los dogmas del sin número de iglesias que hay en Colombia y no desde la racionalidad del derecho, desde la concreción de las actuaciones civiles, desde los fundamentos constitucionales que nos rigen, seguiremos sumiéndonos en la pobreza, la ignorancia y el olvido, principales causas del conflicto que en la actualidad vive Colombia.

martes, 10 de abril de 2007

Siempre se llega tarde... pero todo es bien.

( Ahí van perdonando los olvidos y lo descuidado de los dos meses que pasaron... )

Un aniversario es un número más. Un onomástico tiene tintes diferentes, aunque yo regularmente no lo tenga presente tan a menudo. Y me disculpo. Eso si, si estoy ahí, es porque hay algo que todavía se transforma, así como la energía hay algo que sigue regresando ( a pesar de los despistados desplantes y la mala memoria).

Los aniversarios no son una prioridad para mi. Los onomásticos, tampoco. Alguna vez en la vida lo fueron, pero ya nos son. Los ratos para amar si lo son: ¡ ¡ ¡ y que complicado ¡ ¡ ¡. Yo algunas veces celebré los propios y fue de maravilla, pero la mística se perdió, se quedó enredada en cualquier lado.

Que me reconozcan algo que no creo merecer, es un bálsamo al corazón, así no más. Que algún corazón de esos que siempre he querido cerca, aunque nunca haya hecho nada para merecerlo, me reconozca el corazón mismo, es una victoria.

Simplemente quiero decir gracias a la noche de Jorge Eliécer, que unos años después, veintisieteparaserexactos, trajo un gran pedazo de la nobleza, la humanidad y el amor a este mundo tan carente de tantos asuntos.
Gracias vida por estas noches ( como la de anoche ).

viernes, 9 de febrero de 2007

Elecciones otra vez, no lo soporto

Que pereza!!! Otra campaña política. Vuelve y juega el asuntito aquél de que todos empezamos con los “comprométase con la ciudad”, “votar es participar”, “es que es su derecho y su obligación”, “si no vota, después no proteste”, “mire que es la única manera de cambiar esto”, etc. Que pereza!!!

Y no es que deteste la política o los asuntos electorales, no, de hecho amo la política y nunca – con excepción de lo que algún gobierno propuso para votar con el absurdo nombre de referendo – he dejado de ir a las urnas. Durante toda mi vida, el dia de elecciones he salido de mi casa a más tardar a las 8:30 a.m. hacia la Escuela Ramón Giraldo Ceballos con el fervor de una persona que tiene un poco introyectado su papel de ciudadano responsable.

Me da mamera esto de las elecciones porque todos cambian de piel.

Pasan de ser los indiferentes habitantes de la ciudad que no tienen ni idea quién es el Secretario de Gobierno o el Director de Planeación del Municipio, a ser los ciudadanos más comprometidos: “Es que no podemos dejar la ciudad en las manos de cualquiera”, dicen; pasan de ser unos anárquicos o descuidados transeúntes urbanos a ser los adalides de la democracia: “es que si yo no elijo, los demás eligen por mi”, aseguran y refuerzan con que “el voto debería ser obligatorio”.

Se me hace insoportable que, de repente, una buena parte de mis conciudadanos pasen de desconocer que los políticos se comportan como se comportan porque la política es el ejercicio del poder – casi siempre a como de lugar – a saber montones de política, de la noche a la mañana se hacen casi politólogos: “mirá que este no es de ningún partido”, aseguran, como si la política fueran los partidos o si los partidos fueran solamente el liberal, el conservador o el polo.

Me jarta que mis queridos amigos ciudadanos, sin conocer un solo Presidente de J.A.C. o a algún Edil y no tener ni idea qué carajos es J.A.C. o Edil o qué dice el “Plan de Desarrollo del Medellín 200X – 200X”, realicen unas evaluaciones de la gestión del Alcalde con tanta propiedad:

-“No ve que casi acaba con la ciudad”
- ¿Si?, ¿Y por qué?
- “¿Cómo que por qué?”
- “¿Es que usted no lee EL COLOMBIANO, no ve noticias, no ha visto TELEMEDELLÍN?”
- Si, pero ¿y entonces por qué casi acaba con la ciudad?
- “Pues no ve que se robó un montón de plata”
- ¿Si?, ¿Cuánta?
- “No, pues yo no sé exactamente, pero la prensa (o mi jefe, o mi primo el gerente de...) dice que es un ladrón...

Y uno se queda en las mismas. Y que quede claro: 1) no le creo mucho a los medios 2) menos aún si se trata de política 3) y menos, si lo anterior sucede en Medellín. ¿Por qué? Pues porque los medios pertenecen al gobierno o, en su defecto, los propietarios-directores son o han sido alcaldes o gobernadores (y concejales por ahí alguna vez) y hasta congresistas. Y yo si conozco un poco de medios de comunicación y su relación con la política y lo que se le ordena a los periodistas del medio es ley divina. Yo no creo en los medios de comunicación y su generación de opinión pública.

Pero dejando de lado el paréntesis de los medios digo que me jarta el asunto de la evaluación de gestión porque mi querido amigo ciudadano no tiene ni idea de que diablos es una Unidad Intermedia de Salud, ni lo que es una I.E. y eso me da tristeza.

Y entonces así se van yendo las noche y los días, con mucho tedio y yo, para no alargar más este asunto - porque ya me está agarrando el tedio con esta pose de analista político – sólo quiero manifestar que me enervan las cadenas de correos electrónicos en los que me dicen que vote por tal o por cual o que ni se me ocurra votar por fulanito o sutanito. Y simplemente me enervan porque estoy seguro de que quien creó el aviso, anuncio, la advertencia, la propaganda o como usted lo quiera llamar, tiene intereses laborales y/o económicos o, de repente, filiales, pero seguro no lo hace por el bien de la comunidad.

No soporto esos correos porque básicamente YO VOTARÉ POR QUIEN YO CONSIDERE LA MEJOR OPCIÓN PARA LA CIUDAD, con mi visión de ella y, como siempre, sin intereses personales (ni laborales, ni económicos).

P.D. Y hoy no sé por quién voy a votar porque ninguno ha planteado una sola idea sobre la ciudad, cuando lleguen las ideas, llegarán las decisiones.

viernes, 2 de febrero de 2007

Con cara gana usted, con sello pierdo yo



Aunque la vida en general o el universo o el cosmos – cada quien sabrá como denominar el asunto – es un boomerang cargado de justicia, la cotidianidad es terriblemente injusta, casi siempre (para no hacer de puro paisa determinista): en las cosas de ya, en las que quiero ahora mismo, en las que deseo que sucedan en segundos, en las que se me ocurren en este mismo momento, suele atravesarse el fracaso. Si el asunto es que algo no funcione justo ahora, pues soy el primero de la fila.

En cuanto a mujeres, es posible que yo sea un poco pretencioso deseando que ellas comprendan ciertas situaciones de la vida cotidiana en su plena dimensión, sin darles trascendencia, sin llevarlas más allá, sin que las afecte. Si las llevas a la cama sin mencionarles absolutamente nada sobre tu poco interés por establecer una relación formal, terminarás siendo uno más que “me dijo mentiras, me engañó”, “si yo hubiera sabido que la cosa era así no habría llegado a ese punto”. En cambio, si les dejas todo claro, si planteas “antes de...” que no querés nada más que eso, si lo único que prometés es cama, pues resulta que también hay problemas: “que no más, que pare ya” y hasta ahí llega la noche, “que por qué no me has llamado” y hasta ahí llega la semana, “es que yo pensé que usted estaba prendo y no estaba hablando en serio” y hasta ahí llega el mes.

También existe el popular cliente, nada peor que un cliente porque de entrada él cree que sabe más que uno. El tipo no sólo tiene claro qué es lo que necesita, para qué lo necesita y cuánto tiene para hacerlo, sino que además sabe cómo se hace, dónde, cuál debe ser el formato, qué debe decir, qué colores tiene que llevar, lo sabe todo y eso es absolutamente desesperante. Pero, ¿para qué me contrató? No sé, ninguna de las propuestas que se le presentan le sirve, todas reciben su sabia corrección y cuando uno hace justo lo que él ha propuesto corregir y tal cual él lo dijo, el tipo ha cambiado de idea porque “pensándolo bien, así como que no va a funcionar (...) y se me ocurre que si juntamos la parte A de la propuesta 3 con la parte C de la propuesta 1 y la parte B de la propuesta 2, sale bien la cosa...” y termina uno haciendo una colcha de retazos tan fea, tan vergonzosa, que lo deja a uno en que cobra pero no pone su nombre por ahí ni a palos.

Pero no sólo las mujeres y los clientes lo convierten a uno en un fracasado, en un impotente, porque el campeonato se lo lleva un personaje que lo logra con creces cada vez que aparece: el funcionario público. Él es el drama colombiano de todos los días, nadie se ha salvado, nadie ha podido evadirlo, ni siquiera los mismo funcionarios públicos. Que “no es en esta ventanilla, es en la catorce” pero señorita si acá dice que esto se hace en esta ventanilla, mire... “ahhh si, pero es que eso cambió ayer y ya no es en esta ventanilla, es en la catorce” y la fila de la catorce es más larga que la que acabé de hacer. “No señor, es que todavía no estamos atendiendo ese trámite, vuelva en la tarde”, “Se cayó el sistema y no creo que hoy se atienda más y recuerde que los miércoles, jueves y viernes no hay servicio al público, así que regrese el próximo lunes...” o “pero el contador si le toca pagarlo a usted porque es su responsabilidad”... definitivamente como diría un amigo querido, son una plaga.

Al final, si se le mira sin detallar mucho, digamos que todo sale bien, pero definitivamente la vida cotidiana se complica demasiado con ciertas situaciones. Es posible que lo que yo este buscando es un mundo perfecto, mi mundo perfecto, y si, lo acepto, suena demasiado egoísta, es demasiado egoísta, pero es que también estoy convencido de que llegué a este lugar y en este momento a pasarla bien, a disfrutar de lo que me rodea, a tener los mejores días - uno a uno y todos juntos -. Por eso no dejo de soñar que algún día cuando tire la moneda con cara gane yo y con sello gane usted.

jueves, 25 de enero de 2007

Ires y venires, dimes y diretes

Te da y te quita, te quita y te da... así es la maestra vida que este universo se ha dedicado a parir: y no se queda con nada, que valga la aclaración. Cada paso que se da viene con otro haciendo sombra, alguien diría que son esas huellas imborrables que todos vamos dejando por ahí, a veces más profundas e importantes que las de Armstrong (Neil), a veces tan superficiales e inocuas como las de algunos profesores (Perico de los Palotes o Fulanita de Tal) de los que ni el nombre se recuerda.

Y es que este boomerang que es la vida de todos los días se lleva lo que indefectiblemente, tarde o temprano, volverá, siempre volverá, personalmente o por interpuesta persona y cuando regresa trae la factura o los X talentos que le toca devolver.

Si, parece un rollo ahí romanticón, todo transcendental, todo bobo, pero que va, si últimamente la vida parece un campo de esos de la Normandie a mediados de los cuarenta en los que del cielo caían paracaídas con bendiciones para algunos y tragedias para otros: están sucediendo cosas que estaban por ahí un poco olvidadas, cubiertas con la capa invisible de la resignación; se están alargando ciertas líneas de unas circunferencias que ya casi estaban definidas como eternas medias circunferencias.

A alguien le regresan el trabajo que hace días tuvo y que ya no tuvo más. Otros vuelven a las aulas a encontrarse con aquella encantadora profesora que ya no lo es tanto. Aparecen invitaciones a reuniones en las que pueden existir ciertos reencuentros o nuevas atracciones. Alguien más se prepara a viajar kilómetros y kilómetros, después de una noche de buenas palabras y nada de sexo. Y así se va moviendo la vida misma, como tratando de decir algo, como retando la paciencia de los mortales, como desafiando al tiempo.


Pero es mejor dar mucho y esperar poco, además de esperar un poco a que todo salga como tiene que salir. Es mejor así, esperando a que lo que se transforma quede convertido en lo que deseas, aunque todo lo demás es más que bienvenido.

domingo, 7 de enero de 2007

SIN USAR LA CADENA

Es enfermedad patética
exigir siempre con prisa
con ademanes y risa
con palabras y retórica
y de forma salomónica
que te entreguen de inmediato
el amor, el sueño, el plato
la guitarra y el decir
que alguien renuncie a vivir
por tu deseo insensato



Que el mundo te pertenece
es lo que siempre crees
que llegue el sí que querés
sólo porque te parece
se te ocurre o te apetece
y el otro de cuando en cuando
desea seguir volando
y no hay porqué impedirlo
no hay porqué cohibirlo
si igual te seguirá amando

miércoles, 3 de enero de 2007

Se hace trasteo... motivo: estética



Es simple y sencillo: digamos que es mi propia bienvenida a blogspot (aunque también es la bienvenido para vos)...

Estaba en otro lado pero es que es tan uniforme como aburrido y aunque aceptemos que lo importante de estos pedacitos de uno son las palabras, pues unos colorcitos y alguna que otra imagen dan un poco de felicidad - o de tristeza, si es del caso -.


Entonces, decidí venirme a un nuevo host y bueno, me traje lo poco que tenía porque aunque se estrene apartamento toca trastear la decoración... y mejorarla.

Bienvenido de nuevo.

No es...

Publicado el 2 de Enero de 2007



No es que no me quiera enamorar, de hecho me gusta amar y ser amado: me he enamorado y lo voy a seguir haciendo. Tampoco es que amar me asuste, ¿por qué tendría que asustarme algo tan hermosamente cotidiano? No, no me asusta, definitivamente, no.


No es que no quiera querer, sentir ganas es tal vez la sal de la vida, si se acaban las ganas, se acaba la vida. No es que querer o acostumbrarme me de miedo: tener algunas rutinas es necesario porque con ellas habrá algunas certezas y con certezas es un poco más fácil despertarse e irse a la cama.




No es que vos no me gustés, si sos como sos, si hay maravillas debajo de esa piel, si cada vez que aparecés hay una sorpresa, si todo lo que sale de vos tiene magia: y no me asusta lo fantástico.



No es que no ame, no es que no quiera, no es que no me gustés, simplemente soy demasiado egoísta para entregarme completo.




Chau Medellín... Att: Rock’n Roll

Publicado el 4 de Diciembre de 2006


La premisa

El rock’n roll en Medellín no ha muerto, ni va a morir, a pesar de que a menudo ha sido gravemente herido. Y no ha muerto porque todavía quedamos por ahí algunos absurdos rebeldes soñadores que crecimos entre lespoles, telecasteres, riquenbequeres, marchales, overdraiveres, distorsiones y demás – y aunque no conociéramos esos nombres, era lo que salía por el parlante o por el audífono -.


La fuerza del rock’n roll está por dentro de todos aquellos que vibramos con contundentes beats de batas, que nos estremecemos con la emoción de sencillas líneas de bajo, que nos emocionamos con la estridencia de los acordes y las melodías de guitarra afiladas y que soñamos con las palabras que rezan de ciudades, de vida y de muerte, de amores y de desamores.


El rock’n roll ha sido, es y seguirá siendo, ese alimento espiritual para quienes nos negamos a ser completamente adultos, que pretendemos seguir viendo la vida con ese cierto vértigo que da la juventud, con esa cierta rebeldía que carga el rock’n roll a donde vaya.


El suceso

Y aunque el rock’n roll siempre ha sido sinónimo de movimiento, siempre se ha puesto a la vanguardia de las diferentes épocas a las que ha sobrevivido y, ha sido elemento fundamental en el desarrollo de los medios audiovisuales en el mundo, está por encima de los media, o por debajo, o al ladito, pero no depende de ellos, nunca lo ha hecho y creo que nunca va a depender.


Hace pocas semanas, algún gerente de esos que no tienen ni idea de audiencias reales sino de audiencias en papel, uno de esos gerentes de los que está llena la radio, decidió que Veracruz – la emisora de radio juvenil más tradicional de la ciudad y que últimamente estaba dedicada al rock’n roll – apagaba sus consolas y dejaba de sonar con la fuerza que traía, para dar paso al reguetton, a la patética balada pop en español – como la de Arjona – y a otros de esos ritmos que caben en cualquier parte porque definitivamente no tienen carácter.


Pero bueno, son las decisiones de los doctores que deben creer todavía, como a la vieja usanza, que el rock’n roll es la música de mefisto, un estruendo cargado de mensajes subliminales – que se oyen cuando el disco se pone al revés – que invitan a sus adolescentes adeptos a entregarse al sexo, a la droga, al alcohol y a la violencia. Seguro el doctor cree profundamente que quienes escuchan rock’n roll no tienen dinero que son muchachitos que todavía dependen de sus padres y que no compran. Pero, si no tienen dinero ¿cómo diablos se dedican al sexo, a las drogas y al alcohol? y ¿cómo hacen para comprar los equipos esos raros que hacen que un vinilo o un cd corran al revés?


Así son los gerentes de radio: van tomando decisiones según un librito recién salido que se llama EGM y que sinceramente, yo no tengo la más mínima idea de para qué sirve: tengo un montón de años y nunca he sabido como se arma el EGM, nunca me han encuestado, nunca he visto un aparato que reseñe on line la cantidad de aparatos de radio sintonizando tal o cual emisora – y eso que en algún momento de la vida pasé por una emisora de la ciudad, pasé por un programa de radio y nada, no sé como se miden las audiencias.


El señor gerente, el doctor decisiones, argumentará que no hay público suficiente y yo me quedaré atónito porque hace poco, en el último mes y medio antes de que se silenciaran los equipos de Veracruz, en Medellín hubo una oleada de rock’n roll increíble: el Altavoz (como unas 8.000 o 10.000 personas durante 3 días), los conciertos Anti-Mili (que reúnen cualquier cantidad de gente) y la Gira de Bares y Rock’n Roll que precisamente promovió la desaparecida emisora en cuestión y que, a pesar de ser en los pequeños bares de la ciudad, siempre tuvo una buena cantidad de público presente. ¿Cuántos son los miles de oyentes que necesita una emisora? No creo que sean muchos porque fuera de Julito, Darío, la Gurí y Peláez (sin contar con nuestras estrellas locales de la radio, que tampoco son tantos: El Gurú del Sabor, Alonso Arcila, Múnera cuando narra fútbol, uummmm...), no creo que existan las grandes audiencias – y creo que estoy siendo benévolo con Darío y la Gurí –.


Pero lo más grave de todo es que se cierra un espacio que se estaba comenzando a conquistar para promover la música de acá, el rock’n roll de Medellín, ese que no existe para muchos puristas, pero que está ahí, que recorre la ciudad. Y digo que se estaba comenzando a conquistar porque pese al esfuerzo que hicieron los chicos de la emisora por rotar música de Medellín, creo que hizo falta más, pero es entendible, la radio siempre ha sido así, los espacios son reducidos, sigue siendo la misma que conocí hace años, claro que sin payola, creo, pero cerrada.


La despedida

Digamos que, por nombrar un ejemplo entre algunos pocos, aun nos queda Haga La U (radio, televisión, impresos, foros, toques), un proyecto musical urbano amplio y receptivo, un lugar de difusión de lo local, un espacio donde siempre hay lugar para la cultura de Medellín vista desde el rock y que seguro seguirá ahí porque la maravillosa terquedad de quien la encabeza, ese espíritu de rock’n roll que embarga a su promotor, seguro logrará que las banderas sigan izadas.


La premisa es más que clara y por eso ese Chau Medellín... Att: Rock’n Roll, no será más que un título de un escrito y la disculpa para escribirlo. De repente, aparezca por ahí en algún muro en forma de graffiti – que seguro no será de mi autoría - pero no será más que eso: una tonta frase más que no refleja, ni reflejará la realidad porque el rock’n roll se queda por acá, recorriendo las calles, cantando realidades y ficciones, en pequeños toques, en pequeños bares o en algún teatrino, haciendo que la vida sea más viva.

No Escupo Veneno. De víbora pocón, pocón...

Publicado el 3 de Noviembre de 2006


Si, yo sé que a veces hablo más de la cuenta, pero ¿qué hacer? Es mi naturaleza. Si me lo preguntás te respondo; si me lo decís en la cara, te contesto; si lo publicás, pues opino. No se trata de pontificar, no, por fortuna, de pontífice no tengo nada. Tampoco te juzgo, no lo hago, nunca lo hago, que juzguen quienes no cometen errores y yo, algo tengo de ser humano. Si abro la boca, es porque me importa, me interesa lo que hay afuera de mi piel, podría callarlo todo, como si no importara, como si no me afectara, pero ¿qué sentido tiene?


Tus muertes y tus vidas, tus amores y desamores, tu buen dia y también el no tan bueno, tu pecado y tu redención, tu enfermedad y su cura, tus angustias y alegrías, tu tristeza y tu felicidad, todo eso que me importa, todo eso que tenés me importa y te escucho y te escucho y te digo lo que pienso y lo que siento. Es que además del hombro, tengo ideas; además de pañuelo, tengo cerebro; además de oído, tengo corazón – y se arruga de cuando en cuando – y también, a veces tengo rabia.

Yo también he tenido y tengo mis pesares, también me pesa la vida, es que no es fácil, pero para eso estamos: para ir pasando. Cuando era pequeñito e intentaba comerme la calle a pedalazos y, con mucho desequilibrio, terminaba mordiendo el pavimento, siempre hubo alguien ahí cerca que me ayudara a levantarme y me animaba a que siguiera (realmente, ahora que lo pienso bien, por ese tiempo me animaba a arrancarle al asfalto una marca más para lucir en mi cuerpecito), siempre había alguien ahí, al lado, casi obligándome a hacer lo que no era capaz de hacer, pero bueno, al menos alguien me acompañaba, alguien me hablaba. Al final, aprendí a no caerme de la bici.


Dicen por ahí que las palabras son peores que los mismo hechos, yo no creo en eso... bueno, no lo creo mucho. Es que si son decires de quien te quiere, de quien te ama, seguro no vienen cargadas de nada diferente que de amor, pueden ser duras pero no te están trantando de joder; si son palabras de algún extra de esta película que es la vida, pues no tienen mucha importancia, pueden pasar y no transformarán el mundo, no transformarán tu mundo. Las palabras no son peores que el beso que nunca se dio, ni que el abrazo que falta por recibir, ni que la llamada que nunca se hizo, ni que muchas otras omisiones y olvidos.


Así que, cuando te responda, cuando te conteste, cuando opine, cuando te hable, tené presente que lo hago con el poco amor que me queda para darte. Creé que frente a eso, el enojo no tiene cabida: el mundo es más difícil que unas pocas palabras cargadas de buenas intenciones, de buenos sentimientos.

De Sombras Que No Se Pueden Olvidar... (y relaciones que tienen toques mágicos)

Publicado el 2 de Noviembre de 2006 (Escrito por ahí a comienzos del siglo XXI, pero concluído un tiempo después)


Muchos años antes de amarla, la presencia de su rostro ya lograba que toda mi piel se hiciera agua. En su cara había algo que me invitaba a quedarme viéndole. Ahora, sólo unos años después, entendí el misterio: una sonrisa que nunca antes había sentido.


Fueron pasando los años y yo creí que serían sólo compañía para la vida cotidiana, de esas que van más allá con aquellos que se tienen como buenos amigos, y aunque nunca pasamos mucho tiempo juntos, creo que siempre estuvimos cerca. Durante esos años así funcionó.


Cuando se fue el hombre que la tuvo por buen tiempo - y que además fue el motivo para detener el segundo intento por juntarnos - yo llegué con inocencia, sin saber que las cosas entre ellos se habían terminado, pero sospechaba que su vida no era la misma: hacía un buen tiempo no la veía tan libre como en ese momento.


Me cautivó la magia, magia de verdad. La función se construía con tres actos. El primero fue el truco de la sonrisa inolvidable: el rostro de Patricia era uno de los más bellos o, al menos, el más encantador que había visto. Mi cerebro flota cuando sus sentimientos se cruzan: la tristeza y la alegría pueden compartir con armonía un lugar en su rostro, como en ningún otro de los que en mi vida haya visto.


Durante horas podíamos estar juntos. Lo humano y lo divino nos hacía compañía a donde fuéramos. Nunca faltaron las palabras, siempre teníamos algo que decir. Lo nuestro, lo de cada uno y hasta lo ajeno, estaban siempre conectándonos. No hubo desnudez mayor, que la que acompañó siempre nuestras palabras. Si alguna vez mentimos, asumo que la inocencia y la ingenuidad hicieron su trabajo y fue por eso que nunca hubo un reclamo. La palabra, su palabra era el segundo truco de esta presentación.


Nunca supe de algo que la hiciera detenerse, cada cosa que llegaba o se iba de su lugar, si acaso la descomponía un poco, lo necesario no existió en su forma de vivir. Lo que hubo, lo que hay y lo que vendrá, ha dejado y dejará marcas, laceraciones, pero nunca hubo nada que la detuviera y creo que por años, nada la podrá parar. Ella es ella y nada más, se basta y se sobra. Es libre, es natural. Capturó en su corazón la libertad, ahí la tiene guardada y cada que lo necesita echa mano de ella para vivir su vida, la propia. Ese, el tercero, es el mejor truco para cerrar unos días de magia.


La sonrisa inolvidable, las palabras permanentes y la libertad arrasadora, me reducen a enamorado, me meten en la idea de seguir a su lado mientras la fantasía siga viva.


(...ha pasado del tiempo...)
Sigue siendo igual, mis arrebatos de amor apasionado siempre han salido a flote y como siempre a destiempo. Si me fui de su corazón, no era lo que yo buscaba, de verdad que no. Si es la razón, la que está haciendo lo que le corresponde, sólo espero que algún dia pueda volver a ver su sonrisa. Seguro evitaré no abrir tanto la boca.

De Cómo Conocí a María (y de cuánto le he amado y deseado)

Publicado el 18 de Septiembre de 2006 (Escrito por allá a finales de los 90)


Había amado a varias mujeres antes, y las había querido, además. También, fácilmente, las había dejado de querer y a algunas de ellas hasta de amar. Dejarlas era cuestión de acostumbrarme a no tenerlas cerca, si las cosas sucedían como siempre, sólo era necesario estar ausente un par de meses y al regreso ya no importaba si serían mías o no. Sin embargo, algunas de ellas han permanecido en mi espíritu hasta esta noche, aún sigo amándolas, todavía las siento cerca, incluso en ocasiones siguen siendo una compañía permanente.


Pero María es un caso diferente, nada ordinario, en lo absoluto normal. La conocí extasiada, creo que eran ciertos buenos tiempos para ella y, aunque siempre la ha acompañado la efervescencia por lo fantástico, su sensibilidad parecía estar en lo más alto de su ser: confiaba por igual en lo humano y lo divino, en lo sobrenatural, lo suprarealista y lo extrasensorial. Yo en cambio, aquél día estaba más árido y escéptico que nunca, de suerte percibía lo que se atravesara por delante de mis ojos.


Esa noche sólo se me ocurrió decir, y creo que únicamente por vulgar y engañosa cortesía: Mucho gusto, me llamo Jacobo, felicidades. Fue mi frase más larga, porque pasado un rato y ante un comentario que pretendía llegar un poco más allá, rompí la cuerda abruptamente con un seco Yo no creo. Esas horas fueron de especial singularidad, porque María es irresistible y, a lo menos, cada hombre que la conoce no puede dejar de mirarla y escucharla durante aproximadamente un minuto (extrañamente es posible que cuando la dejes de ver su imagen se te diluya un poco de la cabeza, pero el primer minuto de encanto casi nunca falla). María es algo más que encantadora.


Pocos días después volví a encontrarla por ahí, estaba un poco menos distraído y algo más atento. Posiblemente hablamos un poco, unos minutos quizás, pero el mejor de todos fue el primero: un minuto de encanto sublime. Creo que mi impresión fue la misma de todos, sólo que esta era la segunda vez que nos cruzábamos. Durante esos días de navidad nos vimos algunas veces y poco a poco comprendí que María no era una mujer normal. Ella tenía esencias especiales, su aroma era diferente a la de las demás flores.


Una anotación: Es cuestión de dejarse llevar, pues sus propias palabras sensibilizan el alma y así es más sencillo usar el olfato.


Si, olía diferente, eso hizo que un tiempo después la amará profundamente, pero además que la quisiera como a nada. Olerla, verla, gustarla, escucharla y palparla, de una manera especial, ha sido algo más que importante, aunque todavía no desisto ante la idea de que todo ello sobrevenga como podría ocurrir con dos personas ordinarias, así no más. Con espiritualidades y carnalidades haciéndose compañía.


Durante estos años, desde la noche aquella, nos hemos dejado y nos hemos encontrado algunas veces. María es especial, definitivamente lo es. Y seguramente por eso debe ser que hoy la amo más de lo que yo mismo creí que pudiera amar a alguien. Pero lo que de verdad hace especial mi historia a su lado es que ella es la única mujer por mí deseada, la única mujer que he querido durante largo tiempo, aún después de un par de meses de ausencia.


Como a Casiopeia con sus estrellas, espero ansiosamente cada vez encontrar a María para disfrutarla, así por fracciones, pues ambas parecen estar a millones de años luz de tenerlas conmigo cada sol y cada luna.


María no me ha permitido acostumbrarme a no tenerla cerca. Esta vez las cosas no sucedieron como siempre.

SI ES DE ROCK, ES BUENA NOCHE

Publicado el 12 de Septiembre de 2006
Aunque el rock, según se sostiene por parte de muchos rockeros, es una cuestión de actitud, las guitarras aquellas estridentes, gordas y llenitas, hacen mucha falta en el sonido del género. Aunque siempre lo he creído, lo voy reconfirmando poco a poco, como me sucedió con el Ahí Vamos Tour hace unos días.
¡Como suena Cerati con una banda que incluye una guitarra más! Fue magnífico, sonó a rock, se vió rock. Que espectáculo es presenciar a un artista rock-pop de la talla de Cerati - maravilloso guitarrista, por demás - acompañado por un personaje mucho más rock que él como Richard Coleman con una guitarra en sus manos, por un baterista de tanto recorrido – no sólo en el rock y el pop sino en otros géneros musicales y en proyectos experimentales – como Fernando Salamea y de dos jóvenes con una energía rockera a flor de piel, que fue lo que demostraron Leandro Fresco – en teclados y otros juguetes – y Fernando Nalé – en el bajo -.
Ese sonido fuerte y guitarrero que presenta Cerati en el Ahí Vamos y que deja ver un regreso a sus propios orígenes, se convierte, puesto en un escenario, en una exquisita muestra de lo que lleva por dentro el rock: pasión, amor, poesía, color, elegancia, entre muchas otras sensaciones que sólo los que amamos esta música hemos podido sentir.
Pero además fue afortunado haber compartido con Cerati y su banda una noche de rock con la complicidad de un oscuro bosque, de una luna que - ya menguando – hizo su aparición con los artistas, de algunas aves nocturnas que se paseaban incluso por el escenario y de una buena cantidad de almas que recargaban energías con cada sonido, con cada palabra.
Lo que sé es que yo lo disfruto mucho y no queda más que esperar que este año se pasen por acá los que aún quedan en la lista de ausentes y que seguro serán tan exitosos como Cerati. Así que no se asusten amigos empresarios y dejen que pasen por estas tierras los Calamaros, los Sabinas, las Julietas y así también poder decirles: gracias por venir.
P.D.Lo que no me explico es cómo ante el ritmo, los acordes, los sonidos estridentes, las palabras pronunciadas y toda la energía que circulaba en el lugar, había gente ahí muy sentadita haciéndose la visita – como en la sala de la casa -, impávidos ante lo que sucedía a su alrededor, como si no supieran porqué estaban en el lugar. Claro, ese no es mi problema, ni mucho menos, y no voy a decir que me aguaron la noche, por supuesto que no, pero si causa curiosidad. Afortunadamente en Medellín hay gente que sin conocer el artista, sin tener ni cinco de ganas de ensordecerse y bailar, es decir, sin alguna motivación aparente, pagan la boleta y hacen que todo eso sea posible y un poco más barato.

¿Para qué este blog...?

Publicado el 12 de Septiembre de 2006.
Ganas no faltaban. Hace tiempo tenía intenciones de escribir un blog, pero no sabía porqué, para qué, ni sobre qué, realmente no sabía nada y hacerlo sin sentido no tenía sentido. De repente, ayer no más, me pregunté por qué no y tenía un pequeño motivo, pero no era suficiente.
Sin embargo, más adelantito – y pensando en aquél viejo proverbio que reza sobre la propiedad de los silencios y la esclavitud de los decires – me propuse hacerme esclavo, escribiendo sobre cualquier asunto posible, sobre lo que hablo a diario, sobre lo que la vida cotidiana proponga.
Decidí usar los dedos porque siempre me dedico a abrir la boca.
En este espacio voy a escribir un poco sobre lo que pienso, lo que creo, lo que veo, lo que oigo respecto a temas comunes y corrientes, de esos que cada dia se atraviesan por delante de los ojos o simplemente que invaden mi cuerpo a través de mis oídos.
Bienvenido, así no más...