viernes, 21 de noviembre de 2008

Cojea, pero con la ira llega

Con todo esto de DMG me pongo a pensar en por qué no habrá muchos congresistas, funcionarios del Gobierno y militares que le hablen fuerte al Presidente Uribe sobre su familia y lo enfrenten y demás. Si eso sucediera, tendríamos un Congreso, un Gobierno y unas Fuerzas Armadas, con menos cuestionamientos. Así, con la diligencia con la que la Policía y la Fiscalía han actuado en este caso, tendríamos otro Congreso, un Gobierno con personajes bien diferentes y unas Fuerzas Armadas fiables, pues ya les habrían descubierto a los padres y madres de la patria, a los burócratas y los mandos troperos todas las porquerías que han hecho durante años.

Es que con este Presidente, en estado iracundo, este Estado sí funciona, o bueno, funciona menos peor, es un poco más diligente. Mire usted, en cuestión de una semana, a este señor Murcia Guzmán y al tal holding DMG, le han encontrado un extenso y vergonzoso prontuario de los últimos tres o cuatro años o cinco, sustentado en grabaciones telefónicas y registros de movimientos financieros (incluso no bancarios), con llamadas y citas con lo más bajo y lo mas alto de la sociedad colombiana, entre muchas otras cosas comprometedoras. Una serie de pruebas y de actuaciones delictivas que uno no se alcanza a explicar qué hacía ese señor en la calle, cómo podía salir del país, cómo fue recibido por César Mauricio en la casa de nari, cómo no le habían abierto una investigación formal. Es que yo, siendo fiscal, con la segunda grabación, lo llamo a indagatoria.

Lo único que se me ocurre pensar es que, como siempre sucede en Colombia, el Gobierno, incluido el Presidente, mantiene fuertes y cordiales relaciones con los delincuentes de este pais – bueno, se hablan entre ellos y, además, mantienen relaciones con el Congreso, con eso no más, ni qué decir -. Por eso, todo va pasando, hasta que se la vuelan al ubérrimo y ahí si, todos los esbirros corren a sacar las grabaciones, los seguimientos fotográficos y unos acerbos probatorios enormes. Unos expedientes de pruebas que podrían contener la mitad de los delitos (la otra mitad no se hubieran cometido) porque se hubiese actuado en contra del delincuente con rapidez, pero no, acá se deja pasar todo (creo yo que con intereses, no técnico-jurídicos precisamente), se espera y se espera, hasta que el Gobierno necesite un boom o hasta que le hablen al señor Uribe de su familia o de sus negocios arcaicos, gitanos e ilíquidos.

Si consolidar un expediente delictivo de este calibre, se demoró meses y meses, teniendo en cuenta que ni el negocio, ni los personajes implicados estaban en la clandestinidad sino a la pura luz del dia, en los lugares más vistosos de las diferentes ciudades del pais, pagando millonadas de pesos en impuestos a la DIAN, entiende uno porque en Colombia la justicia funciona como funciona. Si este tipo Murcia Guzmán, con todo lo sospechoso que resulta, no más viéndolo, con sus lujos y excesos, como lo aseguran las autoridades del pais, no había caído, ¿qué se puede esperar con personajes que nacieron en cuna de plumas – como dice mi mamá –, que siempre han estado entre la crema y la nata, que no levantan sospecha porque son de buena familia y que, cuando delinquen, lo hacen haciendo aparentar el amparo de la ley y/o sosteniendo clandestinamente sus brazos armados con repartijas de platas y puestos para los más necesitados?
Ese es el panorama. Un panorama que no deja de ser sombrío porque la justicia en Colombia funciona si al señor que ha jurado ya dos veces en 7 de agosto, se le reta. Es por eso que en el Congreso, en las Fuerzas Armadas y en el mismo Gobierno hay tanto delincuente, porque como allí solo se debe escuchar decir “si señor Presidente”, entonces no hay riesgo alguno de que a alguien se le destape el expediente. Es por eso que por el territorio de la patria, se pasean sin preocupación, y con una sonrisa de oreja a oreja, los Del Rio, los Londoños, los Valencias, los Plazas, los Araújos y muchos otros personajes abominables.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Decretos de ofensa personal

Es una pena la manera como el Gobierno busca subsanar sus propios olvidos. Si uno empieza a mirar con lupa lo que ha decretado el Gobierno de Colombia, no se encuentra nada más que medidas completamente desmedidas, absurdas, inconstitucionales y, yo diría, con nombre propio. No “medidas precautelativas y administrativas”, como dijo el Ministro de Interior, el respetado Doctor Fabio Valencia Cossio, sino medidas rabiosas, represivas y pasadas de tiempo.

A mi me parece, como ya lo he dicho, que las tales pirámides son un atraco y que la gente se pasa de ingenua; de otros negocios, yo no sé con exactitud qué grado de legalidad o ilegalidad tienen, y menos cuando éstos han persistido por años, tiempo en el cual el Gobierno de este país no hizo nada. Creo que el asunto de DMG, no es lo mismo que una pirámide, puede que funcione como un negocio de varios niveles de negocio, pero creo que es diferente a lo de las tales pirámides. Ahora, lo de la captación ilegal, puede que se configure, aunque tampoco parece que fuese muy irregular, pues la norma no ha sido explícita con ello y el Estado le ha recibido millones y millones de pesos en impuestos.

Y vuelvo a las medidas. El primer esperpento legal está asociado a la retroactividad de la norma, es un absurdo, ¿desde cuándo se puede condenar con retroactividad? La ley, como ha funcionado siempre en cualquier país democrático, no es y no puede ser retroactiva, mejor dicho, si al ubérrimo se le ocurre pasado mañana que quien escriba o haya escrito un artículo diciendo que los colombianos somos brutos, incautos y ambiciosos se sancionara con pena de cárcel, pues a mí me tocaría ir a prisión porque lo hice la semana pasada, ¿es eso sensato?, ¿es eso lo que llaman justicia?

La segunda medida, más perversa que la otra, tiene que ver con que si el delincuente llega a utilizar los medios de comunicación para referirse a las medidas o si se hace alguna marcha o protesta callejera, el condenado a priori tendrá un aumento en su pena de prisión y en la astronómica sanción pecuniaria a la que ha sido sometido. Al mejor estilo del Gobierno vecino, queda prohibido utilizar la protesta pública o los medios de comunicación como mecanismo para hacer críticas a las medidas absurdas, excesivas y tardías. Y me parece grave por una razón sencilla: no hay posibilidad alguna de que los arquitectos de pirámides o los creadores de marcas nos cuenten qué es lo que pasa en realidad, qué pasa de fondo con el asunto, quiénes están metidos en el asunto; que, simplemente, no hablen de los grupos financieros tan cuestionados últimamente; o que simplemente no cuestionen los profundos problemas sociales que se viven en el país como el alto desempleo.

Y claro, la sanción de 10 a 20 años de prisión y los cerca de sesenta mil millones de multa aplicable a los delincuentes esos, son un exceso. En un país en el que se premia con millones y millones de pesos a los exsecuestradores que además traigan la cabeza del jefe o en el que se dan 4 años de prisión y se premia con el exilio a los motosierristas paramilitares, no creo que sea sensato imponer penas tan absurdas como esas. Pero es que el problema no es lo extraña que es la ley en Colombia, el problema no es lo desmedido de las sanciones, porque en Colombia se suben o se bajan las penas de acuerdo al nombre del sujeto involucrado.

Estos decretos son fuertes por el nombre propio al que van dirigidos: David Murcia Guzmán. Y no precisamente porque haya estafado a alguna persona en Colombia con su nuevo modelo de negocio, sino que tiene nombre propio porque el jefe de gobierno, con la piedra afuera – tan extraño en él -, no soportó que el señor David Murcia Guzmán respondiera a través de la W con amenazas a sus amenazas, no soportó que DMG levantara la frente y le respondiera con la energía y la vulgaridad que, al parecer, solo es exclusiva del patrón y sus esbirros y que le respondiera sin el miedo que ya no tiene como consecuencia del poder que le está dando el dinero, la gratitud y el interés de la gente que ha metido su platica en tarjetas prepago DMG.

Yo no sé que efecto real van a tener los decretos 4333 al 4336 del 17 de noviembre de 2008. Puede que resuelvan el problemita de las pirámides y las tarjetas prepago y les resuelvan el problemita de disminución de ingresos a los Avales y Bancolombias; pero lo que no creo que logren, es resolver los problemas graves de desempleo que se viven en el país, ni que se resuelvan las altas tasas de interés para el crédito y las bajas tasas de captación que tienen legalizadas y vigiladas las mafias banqueras de Colombia.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Esta Colombia tan ilegal, tan estúpida

Hace poco discutía con un amigo sobre el gobierno actual y, en medio de la conversación, éste me preguntó que si yo creía que en Colombia existen 6 millones de brutos y mi respuesta fue clara: no, tranquilamente es el doble, como menos.

Por ahí en mis escritos, directa o indirectamente, he dicho que creo que Colombia es un pais de brutos, violentos, tramposos, ambiciosos, facilistas, ladrones, entre algunos otros pequeños defectos.

Y vea usted. Yo si lo sospechaba, pero no creía en el asunto muy en serio. Y de que manera lo han demostrado los ahorradores de las captadoras. Las caídas de la tales pirámides demuestra que en Colombia los burros son muchos y de todos los tipos: ricos, pobres, trabajadores, desempleados, hombres, mujeres, universitarios, bachilleres, analfabetos, mestizos, mulatos, zambos, DE TODO.

Se dijo, se advirtió, se comentó, se denunció, los medios lo decían a gritos y los torpes, ambiciosos, vagos, necesitados, ciegos, sordos y mudos e ilusos colombianos, cayeron. Y ahora, se vuelven un monstruo y sacan de adentro toda la irracionalidad y violencia que nos caracteriza y aunque se metieron en un negocio ilegal, quieren que les respondan con legalidad: IDIOTAS.

Todos lo que metieron un peso en ese negocio y ahora están tirándole piedra a la policía son unos IDIOTAS. ¿No se han dado cuenta de que eso que, entrelíneas, dice el gobierno de que el crimen si paga, no es cierto? Lo cierto es que hay que trabajar y no como ha sucedido siempre que se roba, se contrabandea, se tumba al otro, hay que trabajar porque aunque trabajar en Colombia (para una persona que no sea político, gobernante o empresario) no te hace millonario, si te da dignidad y decencia, dos cosas tan escazas por estos lados.


Ahhh... y que no les digan más ahorradores, que no son ahorradores, son ambiciosos, facilistas e ilegales, tienen esas características tan nuestras que han permitido que en Colombia el narcotráfico, los grupos armados ilegales y los gobernantes, hayan prosperado.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Eso de ser militar, eso de ser legal

Es que por estos días en los que se conmemora un año más de masacre y desaparición en el Palacio de Justicia por parte del M-19, lo primero y del Ejercito Colombiano, lo segundo.

Con todo lo que ha sucedido en Colombia últimamente (en los últimos doscientos y piquito de años más o menos), se me ocurre que al Ejercito Nacional le convendría que aquellos que han intentado defenderlo y salen por ahí a hablar bobadas, se callen.

Es que todo el tiempo los defensores del señor Presidente y de Ejercito están comparando a los segundos con cada delincuente que aparece en Colombia. Por ejemplo, dicen: ¿porqué las ONG, como Human Rights Watch, siempre denuncia al Ejercito y al Estado pero nunca hablan de la violación de derechos humanos por parte de las FARC? o también se les ocurre decir que si los responsables de la masacre en el Palacio de Justicia están en cargos públicos porqué no hacer un ejercicio de indulto, verdad y reparación con los militares que desaparecieron a algunos ciudadanos en ese mismo hecho.

En el primer caso es importante recordar que el Ejercito se supone actuando bajo las formalidades de un estado de derecho, es decir, se supone una institución legítima y legal que se acoge no solo a las normas y reglas que la Constitución y las leyes le imponen sino además a convenios y estatutos internacionales sobre el respeto a la población civil, en cambio las FARC no lo son, no son legales ni legítimas, no tienen reconocimiento político y por lo tanto, nadie puede exigirles, ni pedirles, ni obligarles el cumplimiento de ninguna norma. Si nos ponemos a tono con las voces oficiales en Colombia, los terroristas de las FARC no tienen responsabilidades de ningún tipo, son terroristas y como terroristas, no se rigen por ninguna norma.

En el caso del Palacio de Justicia tenemos que decir algo similar. El M19 masacró a muchas personas durante la toma, pero lo hizo en su condición de grupo insurgente, subversivo, ilegal. El Ejercito Nacional inició la retoma con el argumento de defender la Constitución y la ley, una Constitución y una ley que les exigía defender la vida de la población civil, defender las instituciones legales y legítimas del Estado, una Constitución y una ley que los respaldaba para que lo hicieran todo bien y no lo hicieron porque la retoma terminó con l desaparición de muchos ciudadanos que salieron vivos del Palacio, entraron vivos a la Casa del Florero y nunca más se volvieron a ver. Luego, después de muchos años, el M19 dejó las armas y se reincorporó a la vida política del país a partir de un proceso de negociación legítimo y legal. Ahora si usted quiere que a los exmilitares responsables de las desapariciones pos-re-toma se les dé un trato igual al que se les ha dado a los paramilitares colombianos con un proceso de verdad, indulto y reparación, pues allá usted.

En resumen, si usted considera que Human Rigth Watch debe comenzar a sancionar a las FARC o dejar de denunciar al Ejercito y al Estado colombiano pues haga todo lo posible para que el señor Uribe le dé estatus político a las FARC o simplemente para que, de ahora en adelante, a todo el mundo le quede claro que usted piensa que el Ejercito colombiano es terrorista, ilegítimo e ilegal. O si usted cree que los exmilitares deben ser perdonados a cambio de la verdad, tenga en cuenta que los está poniendo en las mismas condiciones de los más grandes delincuentes del país y, aunque lo puedan llegar a ser, no creo que lo que usted pide les deje muy bien parados.


Mejor dicho, lo que usted cree que es un favor para su Ejercito Nacional, no lo es. Si sigue hablando como está hablando en defensa del Ejercito, va a terminar poniendo a toda su fuerza a incrementar sus abusos cotidianos sin que nadie los vigile (y no diga nada cuando le toque a usted) o va a decepcionarse mucho de sus Fuerzas Armadas y de sus gobiernos cuando estos delincuentes de la retoma del Palacio, comiencen a contar la barbarie cometida, como los paramilitares.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Que pena ajena!!!

Yo sé que no soy el mejor vestido, ni el mejor hablado, pero también sé que no osy presidente. Que mal le queda al señor Uribe, Presidente de la República, Jefe de Estado, Comandante Superior de la Fuerzas Armadas, etc... salir por ahí de ruana a echarse un discurso intolerante, vulgar, violento, irrespetuoso, en resumen, completamente inapropiado para sus calidades – al menos para las que representa.

Si, ya todos sabemos que es un chalán con plata, que es un “machote paisa” sin miedo de enfrentarse al que sea (seguramente hasta la rula la debe usar de maravilla): “que me lo pongan, que me lo pongan!!!”, que es un iracundo energúmeno que es capaz de darle en la cara a algún “mechudo”; pero como se dice “la mujer del césar no sólo tiene que serlo, sino parecerlo y por eso no podemos pasar por alto que el señor Uribe es el Presidente de la República de Colombia, que aunque sea una tierra violenta, una tierra de cafres, necesita que su representante, se comporte con decencia.

A mi, a veces, cuando me pongo en la parte light de la reflexión política me da mucha vergüenza ajena que el Presidente se vaya de carriel y poncho al hombro a encontrarse con otros jefes de Estado en Europa o en otro lugar por allá lejos y me da mucha pena ajena oirlo hablar sobre sus calidades y virtudes personales como macho paisa sin arrugue y con verraquerra.

Pero en lo de fondo, me da tristeza que un Presidente, que debe guardar la compostura para la protección de la Constitución y la ley, se largue en cualquier tarima, haciendo gala de su populismo discursivo, a acusar a José Manuel Vivanco – Director de Human Right Watch - de colaborador de las FARC sin presentar ninguna prueba de esa complicidad y sin hacer ninguna denuncia formal, aunque – como pruebas reales de lo que Vivanco ha denunciado - unos días antes el mismo señor Uribe destituyó a un grupo de militares que “estaban dando los resultados” que él mismo viene exigiendo hace unos años, o que les ha dicho a los militares del Villavicencio que dejen la complicidad que tienen con unos narco-paramilitares de la zona en vez de destituirlos y denunciarlos.
Es que el Ejercito Nacional hace parte de las Instituciones del Estado y está bajo la dirección directa del Gobierno y responden a órdenes del Gobierno, puede que instrucciones mal dadas y/o malinterpretadas, pero responde a ellas. Y si un “soldado de la patria” viola los derechos humanos y realiza ejecuciones extra-judiciales, es el Estado y su gobierno quién está violando los derechos humanos, porque los militares no son, o no pueden ser, sicarios independientes sin dios ni ley y tener responsabilidades individuales y nada más: no, el gobierno debe responder por cada uno de los sujetos que dota de uniforme u de armas para defenderle en su posición de provilegio, para eso le pagamos a usted y a todos los funcionarios señor Presidente, no les pagamos para que se comporten de cualquier manera , les pagamos para que hagan las cosas con decencia.

Un asunto de apología... al delito

Hay algo qué se llama punto de vista. Es ese asunto que le da un sentido particular a un concepto, un hecho, una acción o a lo que sea. Y ese punto de vista se construye y se legitima en los argumentos, así sean mentirosos.

Hay algo más que se conoce como poder. Y es esa capacidad individual o colectiva de actuar, que se legitima en las estratagemas legítimas o no de hacer o decir.

También es real algo que se llama gobierno: Podríamos plantear que es esa capacidad de manipular todos los recursos –casi siempre lingüísticos– para hacer creer que se hace lo correcto para todos. Eso es lo que suele ser un gobierno.

Son tres asuntos que el Presidente de la República de Colombia, conoce bastante bien y que, de la mano de sus asesores –algunos con bastante maña- maneja de manera asombrosa.

Ah, y hay algo que se conoce como apología. Y según la Real Academia de la Lengua es “Discurso de palabra o por escrito, en defensa o alabanza de alguien o algo.” Y lo que Uribe ha hecho durante los últimos años no es más que una apología al delito.

Antes de seguir, es importante decir –para no pasar de inhumano- que es refrescante que en las selvas colombiana haya un secuestrado menos. Hay que aclararlo porque mi punto de vista, como el de cualquier colombiano que no milite en el furibismo, tiende a ser un despropósito.

Hablaba de las apologías al delito, en el marco de los puntos de vista, el poder y los gobiernos. Y es que convertir en héroe a quien ha delinquido es una apología al delito y, de nuevo, el gobierno de Uribe, lo hace, lo ha hecho todo el tiempo: Con paramilitares, guerrilleros, narcotraficantes y políticos corruptos.

Eso de gobernar no es fácil, pero si usted se somete a hacerlo, pues es necesario que lo haga con responsabilidad, una virtud que en este país ha escaseado durante toda su historia y que este gobierno perpetúa.

Digamos que hay tres maneras de resolver los problemas de un pais como Colombia: una triste y terrible, llamada guerra; una perversa, que es sobornar y premiar a los delincuentes; y una tercera, la óptima, que es resolver los problemas fundamentales: proveer a los ciudadanos lo básico (empleo, salud y nutrición). La primera resuelve asuntos coyunturales y deja mucho dolor y resentimiento, eso ya está probado en Colombia; la segunda, deja aparentemente menos sangre y menos dolor, pero no es justa ni deja un buen mensaje para los colombianos necesitados; en cuanto a la tercera, no es posible porque ni los ricos, ni los poderosos están dispuestos a entregar la menuda para que todos sus compatriotas, tengan lo mínimo, pero es la óptima.

Pero voy a retomar el tema de las apologías en el mismo marco del punto de vista, el poder y el gobierno. La guerra es bárbara: disparar, matar a un ser humano, es un asunto bárbaro, pero parece que eso depende del tal punto de vista. Mi madre por ejemplo cree que Dios da licencia a un militar para matar porque está defendiendo algo, inventado por el hombre no por Dios, llamado Estado; pero además agrega que, como el tal Jojoy, es de izquierda, seguro no tiene permiso de Dios para blandir el fusil y por eso es un sinvergüenza.

En un país que se ha violentado durante tantos años, el Presidente no debería poner en lo más alto de la escala de valores la violencia, el soborno, el engaño y la intolerancia. Debería si, poner por lo alto los valores éticos y humanistas para la ciudadanía y la vida cotidiana: respeto por el otro, por la vida, por la justicia; la tolerancia, el diálogo; entre muchos otros que están por ahí difusos o desaparecidos.

Es que el Presidente hace muchos años le ordenó a los violentos e irracionales militares “dar resultados” y eso se implica que también les dio permiso para actuar. Con su permanente discurso de “los soldados de la patria”, de “los salvadores de la patria”, les dio un lugar privilegiado en la política de seguridad democrática y ellos, que siempre han abusado del poder, se dedicaron a ejercer la fuerza y la violencia sin límite alguno porque es que cada baja es un punto adicional en el escalafón de ascenso al poder que dan las armas, no importa quién sea el caído. Ese pedestal de oro en que se ha puesto a la fuerza militar, ese heroísmo que se les ha otorgado ha permitido que se implemente un sistema de limpieza social perverso, patético y vergonzoso: detener y ejecutar jóvenes con antecedentes penales, mayores o menores, para registrarlos como “positivos” contra las fuerzas “terroristas”.

Pero además, se juega a corromper a la ciudadanía, a los buenos y a los malos ciudadanos, con esa peligrosa política de recompensas que nos regresa al viejo oeste, que nos devuelve al “wanted death o alive” de las películas de vaqueros. Ya se demostró con a. Rojas, que ejecutó extrajudicialmente a Iván Ríos y que no tendría porque ser premiado por el Estado, ni reconocido como un valeroso hombre. Los más creyentes en “la carnita y los huesitos” argumentarán con que funciona y que a.Karina es una muestra de ello, y si, funciona, pero justamente como todo lo funcional, se convierte en un asunto de coyuntura que no hace mejores ciudadanos sino países y ciudades más gobernables, y no estoy seguro de que en el largo plazo eso sea bueno.



Finalmente, yo siempre he dicho que los guerrilleros rasos no son terroristas sino víctimas de un Estado excluyente, de un Estado que en la búsqueda de suplir las ambiciones de los mezquinos grandes empresarios colombianos y extranjeros y de los corruptos gobiernos que siempre han trabajado para ellos, también tengo claro que delinquen, que han disparado un fusil y que han privado de la libertad a muchas personas mediante el secuestro. Por ello me parece peligroso y vergonzoso que un gobernante exalte y ponga en condición de héroe a un guerrillero que se ha desmovilizado y que el Estado le dé $1.000’000.000 de premio por haber delinquido y arrepentirse, eso no puede pasar, por más secuestrados que éste traiga a la libertad, porque para mí, desde mi punto de vista, esos actos son una invitación para que aquellos que han enfrentado la pobreza con dignidad y respeto por los demás, piensen en hacerse delincuentes para recibir su recompensa. Para mi, eso es apología al delito.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Medios de comunicación: la vergüenza patria

Hace unos años pasaba yo una temporada en la preciosa y gratamente recordada ciudad de Montevideo – acompañado de unos personajes, también preciosos, que hoy recuerdo a diario y vaya el saludo para ellos: Álvaro, Ivonne, Roberto, Pablo, el Mosco, Luciana, José y Claudia y algunos más que se quedan afuera pero sabrán entender -. En esos días ponía bastante atención en los noticiarios nacionales y me sorprendía de los hechos que abrían las emisiones. Muchos de ellos, la mayoría, eran casos de situaciones de Policía, locales, nada que para los ojos de un Colombiano fuera un asunto realmente grave. Claro está, ellos no habían vivido el terrorismo del narcotráfico escobarGAVIRISTA, ni los embates de unas guerrillas que para el momento – aunque algo de ideas tenían – cometían actos terriblemente criminales; ni la paranoia de caminar por cualquier calle sin la posibilidad de recibir tres disparos de un fulanito cualquiera simplemente porque no tenías ni mil pesitos que robarte en el momento en que él lo requiriera. No, allá no lo habían vivido y por eso esas minucias colmaban los titulares de los noticiarios.

¿Y eso a qué viene? Pues mire usted, apareció el niño Luis Santiago, muerto, asesinado cobardemente por un personaje que no sólo no merecía ser su padre, sino que además no merece indulgencia alguna de la justicia colombiana – si es que existe o si es que vuelve a operar prontamente -: Y no merece ni ser su padre, ni indulgencia alguna porque fundamentalmente descargó en un niño que no tenía conciencia de nada, las rabietas adolescentes que frente a un asunto de faldas cualquiera, le generaron sus días de formación cultural en la dogmática conservadora y terriblemente machista que la mentalidad colombiana tradicional ha construido. Si, este hombre de cuarenta y pico de años, eso intuyo que tiene, se enfureció con su casi adolescente esposa porque se jartó de él y seguramente de sus humillaciones machistas y tradicionales.

Eso, pues bueno, es un crimen atroz, pero no es trascendental en la vida nacional: es uno de esos casos de extrema particularidad, extraordinario, casi puntual y anecdótico en la vida de la República de Colombia. Es un caso patético, si, pero no es un asunto para matar o para morirse de la indignación porque no es ni uno de esos asuntos que transformen la vida nacional, ni es un asunto que nos joda a todos ni a la institucionalidad de la nación. No es ni la MASACRE de 19 jóvenes por parte de las fuerzas oscuras que actúan en el territorio colombiano, no es un jefe de fiscalías acusado de cinco cargos graves y conminado a casa por cárcel, tampoco es un conato de crisis financiera internacional que destruya la macro y la micro economía dependiente del pais y mucho menos es una reforma en las instituciones del Estado que transformará – para mal – la organización político-administrativa del pais. En resumen, no es un asunto de interés nacional.
Por eso no entiendo que esa situación amerita que los medios informativos olviden todo lo importante y urgente para el devenir del pais y se dediquen durante horas a hablar del asunto. Por eso no entiendo que el Fiscal General de la Nación asuma el caso en persona propia. Por eso no entiendo que la gente condene el asunto como un hecho insalvable y olvide que en Colombia tenemos problemas de verdad como la corrupción política que elabora discursos populares para controlar las pobres y mezquinas mentes de los ciudadanos o como la corrupción del sector financiero que cada dia se convierte en un magno monopolio que destruye las microeconomías familiares de los colombianos. Por eso no entiendo que sigamos enarbolando las banderas de la democracia en un pais que se preocupa por todo lo superficial e intrascendente y se olvida que la democracia y la vida cotidiana están resquebrajándose de cuento de los intereses de los poderosos. No, definitivamente, no entiendo.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Las mañas del discurso para... para parecer el bueno

Al mejor estilo de una bailarina que da la vuelta en la punta de los pies y vuelve a caer parada o de esas chicas que en las barras paralelas dan vueltas y vueltas y después se lanzan al aire y dan más vueltas y también caen paradas, hay unos presidentes en Colombia que logran dar unas vueltas maravillosas echando el cuento y todos caen.

Sale el Presidente este miércoles en la noche a plantear que si el referendo para su nueva reelección –si ese para el que firmaron unos cuantos millones de colombianos ingenuos- es un impedimento para que el Congreso estudie los proyectos de reforma a la justicia y a la política, pues entonces que el Congreso deseche el referendo. Está renunciando a un nuevo período. Pues, eso dijo RCN. Eso suena maravilloso: tan sacrificado el Presidente. Y seguro que los furibistas, así lo creen. Pero no, es un acto de comunicación que va directamente a la emotividad de los que, todavía, creen que la comunicación y los medios son inmaculados, veraces, imparciales, transparentes y con responsabilidad social y que así mismo es el señor Uribe y también sus secuaces.

Pues resulta que, por norma constitucional, este proyecto de reforma de la Carta Magna
, debido a la manera en que se ha planteado, es decir, radicado en el Congreso por un ciudadano cualquiera (el señor Luis Guillermo Giraldo: ex-Alcalde de Manizales, ex-Embajador de Colombia ante las Naciones Unidas y la República Federal Alemana y Venezuela, ex-Senador de la República, ex-Presidente del Senado, ex-Miembro de la Dirección Nacional Liberal, ex-Jefe Nacional de Debate de Andrés Pastrana Arango y actual Secretario General del Partido de la U), presentado en nombre del pueblo (cerca de cinco millones de firmas), entre otras, adquiere un estatus especial y particular: adquiere carácter de urgencia – eso significa que tiene prioridad sobre cualquier otro proyecto -, no puede ser retirado por el gobierno (porque no es el gobierno quien lo radica. Sólo piensen si fuese una propuesta de referendo para revocatoria del mandato) y otras más que no nos interesan en este momento. El gobierno no lo puede retirar, ni el Congreso por reglamento, puede dejar de tramitarlo.

Así que el pedido del señor Uribe, es estéril y seguro él lo sabe (recuérdoles que es abogado). A él no le interesa renunciar a un tercer período y por eso es que a esquivado todo el tiempo decir que no o decir que si (como con todos lo demás temas). Pero como su intención no es no seguir y como sabe que su pedido no tiene ninguna posibilidad de llevarse a cabo, pues no tiene problema en decirlo y por ahí mismo, amenazar al Congreso: “A mí me parece muy grave que un Congreso, que de pronto estaba madurito para que el país lo revocara, y que por respeto a las instituciones hemos procurado consolidarlo, me parece muy grave que la respuesta de ese Congreso sea la de alegar que hay unos impedimentos, para no tramitar las reformas.”, agregó el Presidente (la negrita es mia).

Pero claro, ¿cómo no? Si con esa actuación queda como el pobre hombre de carnitas y huesitos, valiente y sacrificado por la patria que siempre ha querido proyectar: ¡que pesar del mártir!. Pero es que la jugada tiene cara y sello, pues a partir de la propuesta del hombre que está salvando a Colombia de la hecatombe, el Congreso queda bajo fuertes presiones – así como la Asamblea Nacional Constituyente de hace unos años a manos del narcotráfico – para tramitar ese par de esperpentos que, como proyectos de reforma constitucional, transformarán la política y la justicia de Colombia para que queden a la medida de un gobernante que busca controlar (a la mejor manera de las dictaduras) todos los poderes públicos del Estado.

Es que si el señor Uribe quisiera realmente sacrificar el referendo, pues hubiera hecho el anunció unas cuantas horas antes, antes de que el señor Giraldo llegara al Congreso a radicarlo, pero no, sólo lo hizo unas horas después del trámite, cuando no había vuelta atrás, aunque el conflicto y la negación de la oposición a tramitar los proyectos de reforma de justicia y política, ya tienen unos días en la escena nacional.
Pura carreta mañosa, puro discurso, puro joseobdubilismo, puro cuento que la culta, educada y respetuosa masa del país, se traga. Mientras tanto, Noticias RCN abre y cierra emisión con la noticia titulando: “El trascendental anuncio del Presidente...”

viernes, 29 de agosto de 2008

La mejor defensa es... cualquier impertinencia

Aceptemos que Juan Fernando Cristo tuvo su enredo con el manejo de recursos económicos durante la campaña ¡Samper Presidente!. Aceptemos también que el Senador Petro era miembro del M-19 cuando éste grupo se tomó el Palacio de Justicia.

Lo primero, la campaña, tuvo su desarrollo entre 1993 y 1994, hace ya unos catorce o quince años. Lo segundo, la toma del Palacio, fue en el año 1985, es decir, hace unos veintitres; quiero agregar, además, que el Senador Petro hizo parte del proceso de desmovilización del M-19, que culminó el 8 de marzo de 1990, hace poco más de diez y ocho años.

¿Y eso para qué saberlo? Déjeme decirle.

El vínculo de Cristo con la campaña samperista y sus dineros calientes fue uno de los asuntos traídos a colación – a modo de cortina de humo, por supuesto – por el Presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, para responder a la justificada petición de explicaciones que el Senador Cristo hizo por las recientes visitas del abogado de a.don Berna y el delincuente a.Job a “La Casa de Nari”. Dos asuntos al respecto: Primero, el Senador Cristo, como parlamentario, como representante de los Colombianos, no sólo tiene derecho sino la obligación de preguntar por ese suceso. Segundo, la cuestión de los dineros calientes de la campaña Samper fue hace mucho rato, no hace pocos meses (como lo de a.Job y el abogado de a.don Berna) y no es preciso, ni pertinente que se traiga a colación ahora, entre otras porque en el retrovisor ya se ve chiquito. Pero lo más preocupante de todo es que el Presidente siempre tiene una mala disculpa y en este caso, no le salió mejor. Que venían a hacer una denuncia sobre el complot de la Corte Suprema de Justicia, pues que pena que las denuncias hoy en dia, se hagan en “La Casa de Nari” y no en la Fiscalía General de la Nación. Bueno, así está actuando este gobierno, se cree viejo juez, ese que instruía los procesos, valoraba la información y condenaba.

Pero es que lo del retrovisor es ya una mala costumbre, o mejor, un vicio patético de la Presidencia (gabinete incluido) porque resulta que el señor Ministro Fabio Valencia Cossio, ante el cuestionamiento sobre la conveniencia para el pais que él siga siendo el Ministro del Interior y de Justicia por parte del Senador Gustavo Petro (debido a la reciente destitución de su hermano Guillermo León Valencia Cossio de la Dirección Seccional de Fiscalías en Antioquia por relaciones directas –conversaciones telefónicas y reuniones– con paramilitares de la ciudad; cargo que además era cuota política del valenciacossismo en el gobierno; pero además, por la llamada que el señor Ministro hizo al Fiscal General para que se portara bien con su hermano.), respondió recordándole al Senador Petro que no olvidara que él fue parte de ese grupo terrorista que se tomó el Palacio de Justicia, bla, bla, bla, pura baba... Insisto, eso fue hace ya unos años y no tiene nada que ver con la discusión, pues el señor Petro hizo parte de un proceso que lo regresó a la vida civil (que haya sido con justicia o no, pues ya hoy no es pertinente) y el Ministro lo comenta tratando de poner ahí la humareda que haga difusa la situación reciente, de ahora, actual, de su hermano.
Pero así es este gobierno. Tiene relaciones non-sanctas con los paramilitares y ejecuta permanentemente actos de corrupción política, pero cuando algo de ello se descubre, se defiende a muerte, de manera barriobajera, rastrera, inmoral y descarada. Generalmente, abren el baúl de los recuerdos y, de la vida de sus denunciantes, saca cualquier antiquísimo detalle para fabricar una bomba de humo al mejor estilo SWAT y así intentar desviar la atención sobre el tema cuestionado. Eso sin contar con que después siempre viene alguna justificación impertinente, tonta, vergonzosa, en un comunicado leído por el mismo Presidente que sabe que, solo con mencionar la palabra patria - como si fuera un chasquido de dedos del hipnotista –, los miopes neopatriosistas colombianos, entran en trance y dicen: claro, Alvarito, usted es el camino, la verdad y la vida, amén.

martes, 26 de agosto de 2008

La Constitución del 2009: la que necesitamos

Que la Constitución del 91 es dudosa por las presiones del narcotráfico, eso dice el señor Álvaro Uribe Vélez. Ahhh... pero que tan interesante. Pues, lo hubiera dicho antes y así uno entendería el empeño que ha tenido su gobierno en reformarla en su forma, su estructura y su espíritu.

Calro!!! Es que cuando el Presidente dice eso ya uno entiende que no importa que la hayan construido un gran grupo de Colombianos, reunidos como la Asamblea Nacional Constituyente, elegida por elección popular, que trabajo durante algunos meses en su discusión, bajo una presidencia tripartita (liberales, conservadores e izquierda - con representación en guerrillero desmovilizado). Ya entiende uno, que la Constitución del 91 es ilegítima.

Y también entiende uno que es que como una Asamblea Nacional Constituyente es ilegítima y equivocada, entonces el camino es que la Constitución se construya y se reforme, en materia grave, desde el Palacio de Nariño, con una coalición de gobierno en el Congreso de dudosa reputación, en medio de delitos de cohecho y compras de conciencia y bueno, en beneficio de los negocios políticos y personales de unos pocos.

Claro, queda claro porque es necesario un referendo. No, un referendo no, lo que necesitamos en Colombia hoy es una nueva Asamblea Nacional Constituyente, para que hagamos las Constitución del 2009. Yo propongo que la Asamblea esté constituída por algunos honorables ex-congresistas como Mauricio Pimiento, Carlos García, Alfonso Campo, Mario Uribe Escobar, Rocio Arias, Dieb Maloof, Luis Eduardo Vives, Álvaro Araujo, Jorge Luis Caballero, Miguel de la Espriella y William Montes, entre otros; también podríamos incluir allí a aquellos amigos que han tenido intención de refundar la patria - pues esta es la oportunidad -, como Salvatore Mancuso, Juan Carlos Sierra, Hernán Giraldo, Martín Peñaranda, Ramiro Vanoy, Carlos Mario Jiménez y Diego Fernando Murillo, y pueden ser algunos más; también podríamos incluir en el grupo a algunos repetradísimos ex-militares para que también tengan representatividad y en este sub-gruppo podemos incluir al General (r) Rito Alejo del Rio, al General (r) Alfonso Plazas Vega, General (r) Martín Orlando Carreño y el General (r) Iván Ramírez, entre otros, también quedan cupos. Y para que le hagamos contrapeso a la vaina pues también convoquemos a Jojoy, a Marquez, a Gabino, ahhh y al comandante en Jefe Alfonso Cano.

Esa sería nuestra mejor representación en la Asamblea Nacional Constituyente para la Constitución del 2009, que debería ser presidida, para que tenga un fondo filosófico importante por el doctor José Obdulio Gaviria, que se podría asesorar de importantes juristas como los doctores Fernando Londoño Hoyos, Rafael Nieto Loaiza y Jaime Lombana Villalba.
Esa es la Constitución que Colombia necesita. Concertada por los más importantes hombre de la patria. Por supuesto, bienvenida Constitución de 2009. Si lo hubiera dicho antes: ¡Adelante Presidente!

Enredados: no entiendo por qué

Yo no sé si porque uno piensa mal de la gente o, simplemente, porque piensa, pero claro si está, no es porque uno sea tarotista, ni lector de bola de cristal, ni profeta. Es que la situación política del país está un poco golpeada y bueno, se va a poner peor. El mejor argumento para sustentar esa afirmación, sería un resumen de varios de los escritos que ya he publicado acá mismo.

Es que con este gobierno no vamos bien. Y no vamos bien porque, primero, es un gobierno legitimado por la mayoría de un pueblo narco-político-violento. Un pueblo que, además, asume la doble moral como un valor patrio tradicional más: un pueblo que cree a ojo cerrado en los gobernantes - en general, y que, particularmente, cree que en este Gobierno existe la decencia.

En segundo lugar, no vamos bien porque – como ya lo he dicho, respecto a otros asuntos - es un gobierno con mucho de discurso mediático y muy pocos hechos concretos en beneficio de los ciudadanos colombianos. Y yo, simplemente, insisto en que solo toca una fibra sensiblera para los colombianos, poniendo a la guerrilla de la FARC como el mal peor, cuando la guerrilla en Colombia, no es más que un mal menor, consecuencia de males mayores, de los que este gobierno no se ha ocupado, como la corruptela mafiosa de la política colombiana.

Pero, tercero, tampoco vamos bien, porque es que los valores se trastocaron y se construyen discursos de doble moral, con una perversión bárbara. Nos han convencido, por autoproclamación y no por hechos concretos, de que este es el gobierno de la transparencia, la anti-corrupción, la anti-roscocracia y muchos otros anti-defectos de la política tradicional colombiana. Pero eso es un absurdo. Recuerdo a muchos de mis cercanos furibistas diciendo que el señor Valencia Cossio (Fabio) “es un tramposo, un ladrón, un político corrupto como todos” y eso si, como por arte de magia, se convirtió en un tipo decente, honorable, respetable y hasta buena persona. Pero uno no entiende cómo un gobierno puede ser el anti-corruptela, cuando está conformado, con escasas excepciones, por los mismos políticos de toda la vida: Los Valencia de Antioquia, los Holguín del Valle, los Guerra de la costa, los Gaviria de Antioquia (los mismos del excongresista Pablo Escobar Gaviria), los Zuluaga de Caldas. O por los discípulos de ellos en las Universidades play de Colombia o en las Juntas Directivas de las entidades públicas bien manejadas del país o de las Juntas Directivas de las multinacionales benefactoras de Colombia o de las grandes empresas de los generosos y patriotas empresarios colombianos o, al menos, de los discípulos del culto de los pobres (sí, del opus dei). ¿Cómo puede un gobierno no ser corrupto con ese prontuario?

Y para terminar, como cuarto asunto, no vamos bien porque la desinstitucionalización de las ya bien maltrechas instituciones colombianas que está generando el señor Uribe, agarrando su bárbara popularidad (solo comparable con la de Fujimori, Chavez, Mussolinni, Hitler, Castro, Mugabbe, por supuesto en su momento cada uno), y coptando la constitucionalidad del pais, no puede ser un buen camino. Para concretar esto último solo haré una referencia, una referencia a una situación que no es ni la más grave, ni la más olímpica (aunque no deja de ser una presidencialada de gravedad), pero es la más reciente. Eso de las denuncias en “la casa de nari” y no en la Fiscalía General de la Nación, deja mucho que pensar de la fiscalía, de la presidencia y su circulo cercano, de la justicia, del ejecutivo y del congreso, que seguro no preguntará por nada de nada.

viernes, 15 de agosto de 2008

Las bobadas de los cultos dirigentes

Hablaba yo de unos medios de comunicación colombianos terribles y es que eso no es gratuito. No sólo los grandes grupos empresariales y políticos del país han reforzado su mala intención en el mal uso de los medios, cegados por sus intereses, sino que en Colombia no hay directores de medios con dignidad (con muy escasas excepciones), pues los mejores periodistas, los serios, los que respetan y valoran los nobles principios del oficio, los dignos, no se apuntan a apoyar el vergonzoso estatus que ha alcanzado el ejercicio periodístico en los medios de Colombia.

Pero a eso hay que sumarle la preocupante actitud de los políticos (y dirigentes que, llenos de dignidad, se niegan a ser llamados de esa manera), que se creyeron el cuento ese, muy de los políticos, de: que hablen, bien o mal, pero que hablen. Y es que en los últimos meses o años, se han dedicado a salir a los medios a gritar a cuatro vientos cuanta pendejada se les ocurre, cualquier cosita desatinada, impertinente, ilógica, etc... como si no hubiese asuntos importantes para informarle al público. Son muchos casos: El presidente y sus ministros son expertos en hacerlo, los gobernadores no se están quedando atrás y los funcionarios municipales (no sólo los de Medellín) también están metidos en la onda.

La ultimita (que seguro ya nos será la última porque mañana sábado, con consejo des-comunal, habrá una que otra nueva) fue la del señor Secretario de Cultura Ciudadana de Medellín, Comunicador Social Jorge Melguizo. Si, la relacionada con Montecristo. Infortunado comentario el del señor secretario, que además de comunicador es culturólogo de una universidad española, pues se equivocó en tres asuntos fundamentales.

El primero, tiene que ver con su posición y función, que requieren de un poco de lo que llaman diplomacia pues, aunque el cargo de Secretario de Cultura Ciudadana se lo asignen a cualquiera (y no sería la primera vez), es un trabajo que requiere de altura porque es lo que se conoce como una alta dignidad en la administración municipal. Y ese cualquiera que sea Secretario no puede comportarse como un cualquiera de la calle. Un Secretario de Cultura Ciudadana no puede ir por ahí pisoteando elementos simbólicos y representativos de una cultura, p o r m u c h o q u e a é l n o l e g u s t e n, eso que lo haga un cualquiera por ahí en corrillos, en medio de los traguitos con los amigos, pero no el Secretario de Cultura Ciudadana.

Y ahí entramos en el segundo error grave. Yo he entendido desde que empecé a estudiar en serio, que eso de la cultura no es más que un conjunto de rasgos particulares de un grupo humano, que se manifiestan en actos cotidianos como la forma de hablar (hoy lenguaje), el vestido (hoy moda), la alimentación (hoy gastronomía), la música, la pintura, la literatura (todas ellas hoy bellas artes), el humor (hoy humor city) y otras tantas; rasgos que se transmiten de generación en generación y que, con el paso del tiempo y como acto natural, se van transformando. Entiéndase bien, como un acto natural. Una cultura no se transforma en cuatro años y unos meses que tiene el proyecto cultural del señor Secretario, así los medios de comunicación – con toda su influencia – hagan el mejor de sus esfuerzos. Pensarlo así no sólo es pretencioso sino atrevido. Porque una cultura se construye desde, por y para la cotidianidad de los habitantes y no por un proyecto político manifestado en un plan de gobierno y unos eventos programados y ejecutados en la ciudad, la región y el país. Es que una cultura se puede transformar, pero eso depende de lo arraigados que estén determinados rasgos: es un poco más fácil transformar la cultura organizacional de una empresa con diez años de antigüedad que la de un pueblo como el de China con unos cuantos años más. Pero, además, esos rasgos se van transformando de acuerdo al acontecer diario de los habitantes y no de acuerdo a lo que suceda en Paris, New York, Beijing (o Pekín) Madrid, Islamabad o Buenos Aires o a lo que al Secretario de turno se le ocurra que es o debe ser lo culto.

Y llegamos al tercero de los problemas. Es que no se puede pretender implantar una forma de vivir de una sociedad en otra. Las pretensiones del señor Secretario son interesantes, pero no, no es la manera. Yo también quisiera que acá se leyera más, me gustaría que se escuchara más Rock ‘n Roll y Jazz que Vallenato y Reggaeton, me encantaría que tuviéramos una cinemateca, moriría por un gran bulevar de cafecitos con sombrillas y pintores de caballete, adoraría unas rutas de buses con horario y paradas fijas y hasta disfrutaría - porqué no- del mar y una bonita playa a diez minutos de mi casa, pero no, no es lo que tenemos por costumbre y posibilidad. Eso queda chévere por allá, en otros lugares, pero no, acá no es viable porque n o s o t r o s n o s o m o s a s í, así al señor Secretario no le guste, ¿qué le vamos a hacer? Y como ese tipo de actitudes y comportamientos cultos no nos pertenecen, no podemos pretender serlo y menos con acuerdos municipales y planes de desarrollo. Es que la cultura no es lo que a uno le enseñan en España, Francia, los Estados Unidos o China, la cultura es nuestra propia cotidianidad, lo que surge en las calles de la ciudad, por generación espontánea.

Es muy de las últimas administraciones tratar de enseñarnos a ser ciudadanos y cultos, pero esa es una idea retórica, tan retórica como, a cambio de decir como decimos todos humor de mierda, decir humor escatológico. Puro discurso de mierda, pura pose de hombre culto que cree que lo es porque usa antiguas palabras con elaboración, sentido filosófico y profundidad conceptual. No, no seamos tan bobos y dejemos de decir bobadas.

Yo hoy no me reiría con el humor de Montecristo, pero lo oía en la radio hace unos cuantos años y, en ese momento lo disfruté, me reí mucho. Así como hoy tampoco me causa risa el humor de Les Luthiers, que también disfruté mucho hace unos años. Es una cuestión de tiempo y de espacio, es una cuestión de contexto. Y no, el humor de Montecristo, en su contexto, no era un humor vulgar, violento o con desmedida carga de discriminación (ni a las mujeres, ni a los homosexuales, ni a los borrachos). Pero si es un acto vulgar, violento y con alta carga de chovinismo y discriminación que el Secretario de Cultura Ciudadana de Medellín, en el año 2008, diga que somos un pueblo burdo, vulgar, discriminador y mal educado, en los medios de comunicación, porque al pueblo no le pareció divertido lo que a él le parece charrísimo.


Señor Secretario usted es, como decimos en Medellín, un descache. Que mal humor.

lunes, 11 de agosto de 2008

Reporteros de calle como la Gurissatti

No deja de sorprenderme lo que pasa en Colombia. Aunque ya deberíamos estar acostumbrados a eso de que los medios de comunicación son una herramienta de poder de los poderosos, todavía causa sorpresa el ejercicio periodístico de muchos de los que tenemos por acá. Es que las tendencias políticas han sido siempre el ingrediente que hace diferente a un medio de otro, eso ya, tristemente, hace parte de la cotidanidad, pero lo que pasa en la polarizada Colombia de hoy, es vergonzoso.

No sé todavía porque sigo viendo programas informativos en el Canal RCN, cúando ya había dicho que, por salud mental, no lo volvería a hacer. Pues bueno, la semana anterior con la heroica publicación del video de la Operación Jaque, volví a caer en el error y me vi ese patético programa llamado La Noche que hablaba sobre el tema del video.

Y claro, me surgen algunos comentarios. El primero es que poco a poco, el sistema (des)informativo del Canal RCN, con su ginecocracia, cae todos los días más bajo. Esa niña Clara Elvira Ospina, la Directora de Noticias, está haciendo un papel ejemplar (pero para no srguir), un trabajo que la está llevando a convertirse en la mayor vergüenza para el periodismo colombiano: su sentido periodístico lleno de cinismo, de descaro y de charlatanería, está pasando el límite. No sólo no es capaz de guardar la compostura gestual que la haga parecer una periodista con cierto grado de objetividad, sino que sus comentarios en torno a las acciones del gobierno nacional están llenos de adjetivos calificativos y descaradas justificaciones sin ningún tipo de argumento. Yo sinceramente he estado pensando que Álvaro García, con lo condescendiente que fue, se cansó de que le pidieran un poco de comprensión con el Gobierno. Y llegó ella, Clara Elvira, con un poquito de condescendencia con la labor patriótica de ejercer un periodismo sensato y equilibrado.

¿Qué dice que parece tan horrible? Pues cosas como que la Operación Jaque es “el mejor premio para el esfuerzo de cientos de hombres y mujeres”, aunque seguido habla sobre el carácter secreto de la Operación: nunca entendí si fue secreta y entre muy pocos agentes o si fue un trabajo de “cientos de hombres y mujeres”. Pero además, por ejemplo, luego felicita al gobierno por el éxito de “la estrategia diseñada por el presidente Álvaro Uribe, el Ministro de Defensa – Juan Manuel Santos – y los Generales Fredy Padilla y Mario Montoya...”, aunque después dice - en referencia al uso del emblema del CICR – que seguro el oficial lo usó a titulo personal (como ha sido costumbre en este Gobierno): tampoco entendí si fue una estrategia diseñada en Palacio o si el oficial hizo lo que se le dio la gana. Así como al margen, a mí si me surge una pregunta: ¿Porqué la Casa de Nariño dice que las investigaciones no llevaron a la verdad, si fueron ellos quienes diseñaron la Operación?

Yo no sé en qué ha estado pensando la Junta Directiva del Canal RCN poniendo al frente de sus informativos a personas como Ospina, que con su actitud y su trabajo no le hace ningún bien al periodismo en Colombia, por el contrario, da un mal ejemplo y ponen en entredicho el sentido y el papel de los medios de comunicación en nuestro país. Es que si ese es el comportamiento de esta señora periodista al aire, cuando todo el mundo la está viendo, no quiero imaginarme lo que puede decirle y proponerle a aquellos que están por ahí buscando la noticia, recogiendo la información, aquellos que, como dice la Gurissati: los que somos “reporteros de calle”.
P.D. Es que después del comunicado que salió de la Casa de Nariño, justo después de mi anterior post, a mi se me ocurre que en Colombia, el gran mal de los gobiernos de los últimos años es que todo pasa, pero siempre es a mis espaldas.

martes, 5 de agosto de 2008

La ética si importa. Y en cualquier caso.

Que la Operación Jaque fue un éxito, claro. Que hay quince colombianos menos secuestrados en Colombia, también. Que las fuerzas militares de Colombia tienen preparación para hacer operaciones de inteligencia con inteligencia, ya se vio. Que el señor Uribe es un berraco y le ha dado golpes duros a las FARC, es un hecho. Que las FARC está en graves problemas, no tiene discusión. Todo ello es válido y cada uno de esos hechos puntuales, trae beneficios para el país. Pero, por más y más exitosa, noble, bonita y patriótica que haya sido esa acción filantrópicocastrense, no se puede aceptar que premeditadamente, con permiso del alto mando (incluido el jefe supremo, Álvaro Uribe Vélez), se haya utilizado el símbolo del Comité Internacional de la Cruz Roja.

El CICR no es cualquier cosa más, no es una ONG más, no es una institución cualquiera. La Cruz Roja es una organización que desde febrero de 1863, cuando un pequeño grupo de personajes importantes de la época se reunió para atender una idea de Henri Dunant, ha estado trabajando en medio de la pólvora de las armas para dar auxilio humanitario a los heridos y enfermos que la barbarie produce. Dunant, originario de Gèneve, fue testigo de la batalla de Solferino - pequeño poblado del norte de Italia -, uno de los episodios más relevantes de la guerra por la unidad italiana. En un poblado cercano, él encontró alrededor de 9000 personas heridas y junto con las mujeres del lugar pasó días y noches tratando de proteger la salud de todos ellos, sin distingo de bando.

De eso han pasado cerca de 145 años. Y durante este tiempo, la Organización ha acumulado un capital político de neutralidad y humanitarismo que la convierte en la única institución del mundo con la posibilidad de llegar a cualquier territorio en conflicto y conversar con todos los actores del mismo. Eso no es gratuito: hay historia y una posición clara de neutralidad en el Comité Internacional. Sólo eso, ha logrado que millones de personas en todo el mundo y que miles de colombianos afectados por la permanente violencia en nuestro país y del mundo, hayan salvado su vida.

Que un miembro de las Fuerza Militares colombianas haya portado el emblema de la Organización en una operación, cualquiera sea el carácter de esta, es un asunto grave. Es una cuestión de ética profunda y radical, como debe ser, no de ética acomodada y matizada por criterios políticos, como suele ser. El uso del emblema por parte de los militares o de los milicianos, podría poner en juego las operaciones del CICR por una sencilla razón: el que está en guerra carga con la paranoia en los hombros y que alguien se le aproxime con el peto de la Organización puesto ya no ofrece las mismas garantías de neutralidad de antes. Pero también, es que la institucionalidad debe propender por defender la institucionalidad, no ir en detrimento de ella: un gobierno serio no puede ir por ahí violando derechos internacionales, saltándose acuerdos internacionales, no puede. Un emblema del Comité es como un uniforme del ejercito, de uso privativo y está claro en las reglas del juego, quienes pueden hacerlo y en la lista no están los militares colombianos.

Dice el Ministro de Defensa que la operación no fue armada: ¡ni más faltaba!, más fuera que, además de haber usado inadecuadamente el símbolo, hubieran portado armas acompañándolo. Que no importa el emblema, que lo importante es que los secuestrados están afuera, dicen furibundos los uribistas: pues no, el emblema si importa y, a riesgo de parecer descorazonada mi apreciación, sólo son 15 los exsecuestrados y queda en juego el importantísimo trabajo que hace el CICR en el país (entre enero y marzo de 2008, fueron atendidos 21.800 colombianos pobres y abandonados
http://www.icrc.org/WEB/SPA/sitespa0.nsf/html/colombia-update-090608). Que el Presidente es un berraco porque tomó la decisión de implementar la operación y dejó a las FARC peor de lo que han estado en los últimos años, dicen también los furibistas: pues si, pero la voluntad política para enfrentar y resolver los problemas de Colombia (asuntito que ha faltado para lo de la salud y el empleo), no puede sustentarse en arrastrar por el piso la ética que tanta falta hace para que en nuestro país y en el mundo todo marche mejor.
Es sencillo. El humanitarismo y la neutralidad del CICR son probos, y no solo en Colombia donde cada dia, desde 1969, un importante grupo de personas está en misión en el terreno llevando un poco de calidad de vida a otro importante grupo de personas: los civiles víctimas del desplazamiento por violencia en nuestro país. Una calidad de vida que el Estado, responsable directo de un mejor vivir para los ciudadanos, no le ha dado a las víctimas – ni el Colombiano, ni ninguno de los demás gobiernos en conflicto - y que el Comité Internacional de la Cruz Roja entrega con convicción y responsabilidad.

miércoles, 2 de julio de 2008

¡¡¡Claro que me alegra!!!

Sólo voy a decir hoy, para no aguar la fiesta, que me alegra mucho que tengamos 15 menos en la selva. Algunos creerán que uno, con lo anti-uribista que es, no se alegra de que en la manigua haya 2 colombianos menos. ¡¡¡Claro que me alegra!!!

Por eso todas mis otras felicidades, mis dudas y reparos, los dejaré para después.

viernes, 27 de junio de 2008

Hagamos cuentas...

Es fácil!!!!

El Presidente de la República Álvaro Uribe Vélez sale a la medianoche entre el 26 y el 27 de Junio a responder una sentencia de la Corte Suprema de Justicia en la que condena a la señora Yidis Medina por cohecho propio por haber recibido dádivas burocráticas para cambiar su voto en el acto legislativo que transformó la Constitución Política de Colombia para incluir la reelección presidencial en el país. En su declaración, el Presidente, propone que el pueblo del Colombia convoque a un refrendo para repetir las elecciones de mayo de 2006 y así darle legitimidad a su segundo período presidencial. Pues, que vergüenza.

No es el proceso electoral lo que cuestiona la Corte suprema, es la reforma constitucional. Sin embargo, Uribe y sus asesores, han salido, a rajatabla, a decir que la sentencia de la Corte es una afrenta, una especie de golpe de estado, por parte de la Corte Suprema de Justicia. Es decir, si la Corte hace su trabajo, juzgando a los delincuentes que han tenido relación con el Gobierno actual del país, está tratando de desinstitucionalizar la patria.

Y segundo, tan grave como lo anterior, el señor este, Uribe, nos está barajando el tercer período, pero no porque no quiera seguir, sino porque quiere seguir otros doce años. Hagamos cuentas. Si se adelantara el proceso de referendo para convocar la repetición de las elecciones, uno supondría que, entonces, se repetiría en periodo presidencial, es decir, el retazo de Constitución que tenemos, plantea que el periodo presidencial es de cuatro años y si, nos acogemos en esta oportunidad a la norma constitucional, pues entonces, una vez repetidas las elecciones y en el caso de que ganara el Presidente Uribe, pues entonces re-comenzarían los cuatro años de segundo periodo, pero eso no es lo grave.

El proceso de referendo debe pasar primero por una solicitud del pueblo mediante firmas, que digamos se podría adelantar en unos seis meses, Luego, el Congreso de la República tendría que estudiar y aceptar esa solicitud y, creo, que eso se tardaría más o menos un año porque tiene que dar vueltas por comisiones y plenarias de Cámara y Senado. Hasta ahí vamos en Diciembre de 2009. Y bueno, mientras se monta el proceso electoral para la repetición de las elecciones, digamos que estaríamos votando en mayo del 2010 – cuando deberían ser las próximas elecciones regulares -, pero para votar el periodo ya transcurrido entre el 2006 y el 2010.

Miren que bonito. Uribe gobernó del 2002 al 2006 en su primer periodo. Está gobernando del 2006 al 2010 – período en curso – y del que llevamos dos años. En caso de repetición haría 2010 – 2014, supuestamente repitiendo el período que ya hizo del 2006 al 2010, pero no sería segunda reelección, sería el segundo – pero legitimado por el referendo -. Y bueno, como quiere segunda reelección, pues entonces ahí si, haría el tercer período oficial, que sería del 2014 al 2018. Fácil, dan las cuentas, son precisas, y bueno, la suma da 16 años.

Yo no creo que la Corte, a la que le toca juzgar para cumplir con su deber, haya juzgado a una señora excongresista por cohecho propio, para tumbar al Presidente, es decir, la Corte no es motivo de hecatombe. Pero si creo que la reunión hecatombista que terminó cerca de la medianoche del 26 de junio, deja al país en una situación bastante delicada, pues el llamado del Presidente, refleja tres asuntos muy claros: Que el Presidente y los hecatombistas encontraron una fórmula para su tercer período sin poner todavía en el Congreso una reforma para aprobar una reelección indefinida, que el Presidente y los hecatombistas encontraron una fórmula para absolver a sus ministros por la via popular y, que el Presidente y los hecatombistas quieren deslegitimar a la Corte suprema de justicia e implementar en Colombia una “Corte Suprema Popular de Justicia”, la suya propia, la de las encuestas.

Hagamos las cuentas!!!

lunes, 3 de marzo de 2008

Que viva el circo!!!!

Latinoamérica ahora sí está mostrando todos los elefantes, leones, malabaristas y, por supuesto, los payasos que hacemos parte de este gran pueblo. Soy latinoamericano y me he sentido orgulloso de ello, pero estoy que tiro la toalla porque si Latinoamérica es lo que representan sus dirigentes, yo no way.

Ahora, de los dirigentes no me extraña, pues son políticos y como buenos políticos, se dedican a hacer cuanta bobada se les ocurre: se meten el derecho al bolsillo con pequeñas invasiones a otros países (física y verbales), se dejan llevar de la mano de cualquier payaso que sale a politiquiar, se inmiscuyen en asuntos ajenos al mejor estilo de una tía con rulos, etc... son expertos en hacer incendios para tapar sus incapacidades: el uno invade otro país para seguir subiendo en su popularidad, el otro mueve batallones para esconder el drama en el que tiene sumido a su país, el además simplemente lleva los asuntos a extremos increíbles de cuenta de comerle cuento a los babosos.

Creo que se equivoca el gobierno de Colombia, y con gravedad, cuando pasa la frontera y ejecuta acciones militares (así sea para matar ratas con razones y motivos históricos y electoreros), pero como se acostumbró con su tal política de seguridad democrática a violar todo tipo de derechos y que el pueblo (magnifica palabra y absolutamente útil para disparar y crear conflicto) le respalda en ello, cree que también lo puede hacer fuera de las fronteras. Y no, eso es vergonzoso: el derecho internacional existe.

Y en cuestión de desmandes... ni qué decir del tal Chávez: qué carajos tiene que ver?. Claro que se equivoca - como es su costumbre - y sale con sus payasadas, poniéndose los rulos y la bata, y como tía metida, se mete en lo que no le importa. Esto es un problema de Colombia y Ecuador, y grave que el tal presidente de Venezuela haga lo que hace.

Pero todo es premeditado. Voy a jugar a las suspicacias porque eso es la política: un asunto de mañas. Uribe sabía que meterse a Ecuador a matar a Reyes, generaría una respuesta de Chávez con toda su andanada de tonterías (claro que al veneco se le fue la mano y creo que Uribe no pensó que fuera tanto). Eso lo hace más popular (¿más?), porque como a Chávez ya nadie le cree y además está empecinado en defender lo indefendible (a las FARC como ejército de liberación política), pues suma rating acá y allá. Y después... la hecatombe.

Pero lo peor es que acá y allá tengamos gente que crea en las versiones como si el uno fuese un Mesías y el otro También. No queridos compatriotas y queridos hermanos venezolanos, ni el uno ni el otro son de fiar: son políticos. Igual de impertinentes, igual de conflictivos, igual de poderosos, igual de presidentes.

Pero bueno, así es el circo. Unos actúan y no hacen nada diferente a lo que están acostumbrados a hacer porque para eso se entrenaron. Y los demás, lo disfrutamos inocentemente, con la emoción que transmiten los animalitos, los contorsionistas y, por supuesto, los payasos que son imprescindibles en ese antiguo espectáculo (¿el circo o la política?).




P.D. Mientras tanto... al pobre descriteriado de Correa le va a costar políticamente no ser nadie.

martes, 26 de febrero de 2008

Las bobadas del legislador

Definitivamente. Cada vez hay más razones para decir con certeza que el legislativo en un país como Colombia no es más que una linda pasarela de popularidad (o de delincuencia). Ya hablaba hace unos meses del respetado, eficiente y sensato Senador Edgar Espíndola, ¿lo recuerda? Si, ese mismo, el de las multas para las infidelidades. De ese, no digo más: a ese señor ya lo despaché más abajo. Pero es que no es el único que malgasta los recursos del estado dedicándose a nimiedades.

Mire usté... el virus ese se está regando por ahí por los pasillos del congreso, las asambleas y los concejos municipales. Y eso es lo que preocupa. Ya les está dando a otros – yo no sé si por pura miopía de lo político o por un poco de popularidad mediática – por legislar asuntos de esos, que para un país como Colombia, no son prioritarios.

Al representante Venus Albeiro Silva le dió ahora por legislar el uso de los ascensores, incluyendo una restricción para que los ciudadanos no los usen, con miras a reducir los riesgos de enfermedades como la obesidad, los infartos y otras... No señor Representante, ese asuntico del humor dejémoslo a Pedro González, Guillermo Díaz y los demás profesionales en ese campo. Pero entonces, si lo que le preocupa son los altos índices de enfermedades causadas por el sedentarismo, pues bueno, muy bien de su parte, pero la parte terapéutica déjesela a los médicos que para eso estudiaron.

Usted, estimado Representante, ocúpese de las políticas de fondo, no de la suplantación de quehaceres. Debería, en cambio, estar preocupado por promover proyectos que, desde lo político, defiendan el derecho a la salud pública; debería estar preocupado por buscar nuevas opciones frente a la inminente desaparición del seguro social; debería estar preocupado por cada paso que da el ministro de desprotección social que es un peligro para muchos temas de los de verdad.

Usted representante Silva, que se ha destacado por ser un luchador en temas como los derechos de las minorías étnicas, la defensa de los derechos de las comunidades LGTB, los derechos de los pobres y los desplazados, no me venga ahora con bobadas como las terapias clínicas de todos los que estamos en riesgo de un infarto. Eso no es serio.

Y ni qué decir del Concejo de Medellín, que de la mano y el cuento de un ex-torero arrepentido y ahora pío animista, se dedican a apoyar proyectos de acuerdo con un fondo ideológico y pacato, que solo llegará a una declaratoria de “Medellín Ciudad Antitaurina” y nada más. Un acuerdo municipal que ni reglamentación requiere porque es completamente inoperante, es inútil, pues en Medellín no se pueden prohibir las corridas de toros porque la ley colombiana las acepta y las legaliza.

Si eso es suficiente, pues de verdad que hay mucho trabajo por hacer: es necesario entonces comenzar a concertar acuerdos municipales que promuevan una oposición del Concejo al desempleo (Medellín Ciudad Antidesempleo o Antidesempleados), al desplazamiento (Medellín Antidesplazamiento o Antidesplazados), a la mendicidad (Medellín Antimendicidad o Antimendigos), a los embarazos de las adolescentes (Medellín Anti... no sé, cualquier cosa). Como ven, hay mucho trabajo por hacer.

Les exijo un poco de respeto señores Concejales. No es posible que ustedes, con todos los problemas por resolver que hay en este municipio, estén embarcados en esos asuntos frívolos e insubstanciales que no tienen efectos transcendentales ni en la problemática cotidiana, ni en los problemas de fondo que vive la ciudad. No señores Concejales, no nos metan los dedos a la boca haciendo campañas superfluas, mientras en las calles de esta ciudad la gente tiene que llorar para poder tener una ciudadanía digna.
Afuera del recinto, hay muchos congéneres y conciudadanos esperando a que ustedes les devuelvan la dignidad que da tener un empleo, una buena atención médica, las tres comidas al dia y una buena educación, para eso los eligieron y no para que se enfrasquen en discursos y cuentos peace & love. Respondan por sus deberes y no den más lora, no hagan tanta bobada.
P.D. Ahhh... y a los Concejales que tienen finca con caballos y que, de cuando en cuando, les da por hacer cabalgatas, les recomiendo que los vayan vendiendo ahora que valen unos pesitos, porque por ahí sus amigos, los animistas de Fauna y otras organizaciones de esas que se dedican a resolver los problemas graves del país, están promoviendo un referendo por los animales colombianos en el que pretenden que se terminen los espectáculos y los trabajos en los que están involucrados los animales (incluídas supongo las cabalgatas: que bien desgastantes y duras son para un caballo). Me acuerdo de un mandatario (bueno, por mencionar a alguno) que cada rato salía con cada bobada y no me queda más que parafrasear uno de sus tantos slogan: Ni un solo animal en la calle, todos a la escuela.

lunes, 11 de febrero de 2008

La patria continúa su marcha

El supuesto básico para que la ciudadanía sea un ejercicio, es que exista la posibilidad y se respete en derecho el disenso, la libertad de opinión y de expresión, la decisión individual. Esa es la esencia de la democracia, con todas las implicaciones que ello trae: que se pueda votar, que se pueda protestar, que se pueda tener acceso a la información y a la educación, entre muchas otras cosas. Y digamos que en eso, las marchas ciudadanas tienen su virtud.

Es interesante también, ver como internet ha generado algunos espacios para la asociación de personas que comparten diferentes intereses en comunidades virtuales – que en ocasiones se materializan en asuntos físicos -, sin embargo también es preocupante encontrar como esos mismos espacios representan la situación actual del país y, desde allí, se han impulsado unos fenómenos sociales demasiado peligrosos. Lo digo con claridad: hace una semana escribía sobre los peligros de la generación espontánea de una sólida sociedad civil que sin tradición, sin costumbre, sin antecedentes, surgió fuerte y con arrojo, y que en un país como Colombia, donde el argumento para dirimir las disensiones ha sido la violencia – desde el mismo origen de la República hasta hoy – y donde la unidad nacional no ha existido, es un paso al vacío.

Mire no más. Ahora surge una nueva marcha, también en contra, esta vez de los paramilitares y de esa existente mano negra del estado y también, para matizar el asunto del odio como sucedió en la del 4 de febrero, en favor de las víctimas de estos otros narcotraficantes asesinos. Surge además como respuesta a la marcha esa del 4 de febrero en contra de las FARC-EP.

Por ello, y retomo mi escrito anterior, sostengo que éstas no son manifestaciones de una sociedad civil crítica, comprometida y solidaria con la realidad de sus conciudadanos, ni siquiera su semilla. Por el contrario creo que son movilizaciones llenas de esnobismo, egoísmo, pendenciería y de patriotismo mediático promovido por el propagandístico gobierno que tenemos. Un patriotismo sólo mediático, porque eso sí, insisto, en Colombia no ha habido y no hay patria, eso no ha existido por lo menos para los que hemos vivido en el país. De repente los que viven en el extranjero si la imaginan, pero por nostalgia.

No ha existido la patria porque somos varias naciones juntadas por un papel llamado constitución. La patria está ausente porque en Colombia no respetamos la diferencia, no entendemos que una cultura es diferente de la otra y no mejor o peor, no nos preocupamos por lo que le pasa al otro – solo al propio carriel o a mi terruñito -, porque el chovinismo de cada región y en particular de los antioqueños nos ha alejado cada vez más a los unos de los demás. Nuestro chovinismo es tal que celebramos el carriel y el poncho de un presidente de una nación, de la patria, de la república, en reuniones de carácter internacional donde debería representar al país y no a su propia cultura montañera.
A esta marcha del 6 de marzo, tampoco salgo. Me niego a protestar en contra de cualquiera de los actores armados de Colombia porque preferiría que fuera en favor de la reconciliación, de la justicia (incluida la social) y de la paz, pero estas tres no hacen parte de la agenda de la patria, ninguno de esos tres deseos es patriota, entonces no va a suceder. Mientras tanto, sigo preocupándome al ver como este país continúa en la senda de la polarización (mucho antes entre bolivarianos y santanderistas; luego, entre liberales inmorales y conservadores decentes; ahora entre guerrilleros apátridas y paramilitares patriosistas), que definitivamente nos mantendrá en el mismo tono que nos dio origen, en la misma línea en la que estas tierras están sumidas desde algo más que un par de siglos, en eso que definitivamente nos caracteriza: el irrespeto, la intolerancia, la violencia, la guerra. Asuntos que no se transforman aplicando ninguna contra.

lunes, 4 de febrero de 2008

Colombia: ejemplo de ciudadanía.

Y murió... y murió... y murió. Murió Colombia durante centenares de años. Y la estamos terminando de asesinar...

La historia de Colombia ha sido muerte como la de toda Latinoamérica lo fue. Pero aquí, hace muchos años, nunca ha sido como en Latinoamérica porque Latinoamérica nunca fue tan obediente y no se entregó a lo que los mandatarios decidieran, nunca fue – y todavía no es - esclava de la norma. Latinoamérica entendió que la guerra no tenía sentido y Argentina también lo sabía hace treinta años, pero fue ingenua frente al poder político. Y de Chile, ni hablar.

Colombia no ha sido, ni mucho menos, patria alguna, al menos para quienes hemos vivido acá después de 1973 – año en el que nací- o desde antes. Colombia no ha sido un dechado de virtudes políticas, ni sociales, ni ciudadanas...

Dejamos pasar la mano negra estatal de los sesentas y los setenta, el tráfico de drogas – y sus homicidios, magnicidios y genocidios – de los ochenta y los noventa, dejamos pasar la autodefensas narcotraficantes – también homicidas, magnicidas y genocidas – de los ochenta, noventa y lo que corre del siglo veintiuno, y dejamos pasar las diferentes guerrillas que a lo largo de los últimos cincuenta años también han construido la guerra. Y nunca, nunca dijimos nada.

Ahora, hoy no más, algunos creen que el problema es uno solo. Hoy aparece, casi de la nada, una Colombia comprometida, patriota y altruista como ingenua, juvenil – a lo años sesenta, casi pueril -, que sabe que el problema surgió hace tiempo, pero no tiene ni idea de cómo, ni por qué... Simplemente creen – por lo que han oído en colombianísimos discursos - que antes a la ciudadanía no le importaba, que nunca Colombia se cansó, que los colombiano de antes nos moríamos del pánico.

Pero lo que no saben y nunca les explicaron es que nuestros padres, abuelos y bisabuelos, alcahuetearon, promovieron, apoyaron y disfrutaron de las asesinas huestes bipartidistas – unos con trapo rojo y otros con trapo azul – y las apoyaron, machete y puñal en mano, hasta la saciedad. Se olvidaron de que todos comimos y acolitamos el tráfico de drogas porque era rentable y nos daba gusto – nos daba los paseos y las fiestas: ¡aquellos quinces que vivimos!. Nunca les contaron. No les advirtieron que el honorable amigo de la familia fue compinche y que hoy como sus padres, abuelos y bisabuelos, fue gobernante.

Ellos están cansados, pero yo no sé de qué. Se cansaron de ir a los Andes, Eafit y a la Santiago de Cali – o la UPB, si quieren que me unte -, se cansaron de ir a la U y por eso se unieron a la U y dentro de poco serán Concejales, Representantes o, quizá, Honorables Senadores de la República. Seguro que en pocos años - si no meses, por alguna suplencia - en los cabildos municipales o en el parlamento veremos a los Vengoechea, las Lucena, los Amaya, las Junguito, los Cupp, las Agamez, los Onzaga o las Parra, de eso estoy casi seguro. Porque así funciona, porque para todos la vida hoy en Colombia es incómoda y/o simplemente porque en este país en más importante ir Coveñas, al Rodadero o a Melgar en la Ford Explorer que tener la nevera llena o que lograr que un médico en alguna institución de salud brinde la atención que un ser humano se merece.

Estamos matando a Colombia porque así son las revoluciones. Lástima que nos haya dado por una revolución de esas sin fondo, una revolución patriosista, de esas que matan, de esas que destruyen. Pero no importa. Que viva la Colombia de Bolívar, San Martín, Juárez y Martí, todos juntos.