martes, 9 de febrero de 2010

Gobernar también es un asunto de pertinencia (1)

Yo no sé qué piensan ciertos gobernantes y algunos organismos del Estado. Lo que yo sí pienso es que uno de los asuntos fundamentales en el acto de gobernar es la pertinencia.

En una ciudad como Medellín, en la que la tolerancia y el respeto por los seres humanos escasean, ciertas acciones de parte de organismos del Estado se convierten en impertinentes nimiedades y superficialidades, cuando no en asuntos profundamente disociadores. Me refiero a algunos eventos de nuestros organismos de gobierno, acontecidos en las últimas semanas.

Acá, particularmente, me dedicaré a uno de esos que, en contexto, no pasa de ser un asunto vago, carente de sentido y hasta absurdo: me refiero a la repartición de volantes que promueven la defensa de los derechos de los animales en las puertas de la Centro de Espectáculos la Macarena este sábado 6 de Febrero, día de festejo taurino.

No voy a discutir acá el asunto de la defensa de los derechos de los animales porque es un tema muy profundo, tanto en términos de la filosofía del derecho como desde la perspectiva bioética y no hay acá suficiente espacio para ello; pero eso sí, dejo como premisa que yo no creo que los animales sean sujeto de derecho. Lo que sí me interesa es plantear una crítica al impertinente e instigador acto, ya mencionado, por parte de los funcionarios de la Personería de Medellín.

Puede que sea importante que la Personería ocupe parte de sus recursos en defender los derechos de los animales, sin embargo, creo que en una ciudad llena de violaciones graves a los derechos ciudadanos e incluso, a los derechos humanos, este organismo debería ocupar todos sus esfuerzos y personal a defender la vida, honra y bienes de los ciudadanos en general y, particularmente de la población más vulnerable, como los de una de las empleadas de mi hogar a quien el combo de El Rompoy le expropió su vivienda en el Popular 2 hace muchísimos años, asunto frente al que la Personería no ha hecho nada, pese a que ella hizo la denuncia respectiva en ese organismo hace ya, también, muchos años.

Ahora, más grave aún es que la entidad encargada de la promoción y defensa de los derechos ciudadanos, la entidad llamada a adelantar un trabajo de mediación y de fortalecimiento de las relaciones ciudadanas de equidad, respeto y tolerancia con el ánimo de mejorar las condiciones de vida de la ciudad, adelante campañas de protección de los derechos de los animales en la puerta de la Plaza de Toros en tiempos en los que la discusión entre taurinos y antitaurinos es tan sensible. Por supuesto, la presencia de la personería allí, haciendo aquello, incomodó y molestó a muchos ciudadanos de Medellín: taurinos, pero ciudadanos.

En resumen, no sé bien si en esta Medellín inequitativa, irrespetuosa e intolerante con los seres humanos, sea primordial que el organismo encargado de defender los derechos fundamentales de los ciudadanos, destine recursos públicos en la defensa de los animales; lo que sí sé, es que sin importar el tema sobre el que verse la acción, los organismos de Estado deben dar prioridad a la pertinencia en su proceder: Los organismos de Estado, particularmente las Personerías, no pueden ser un promotor de la intolerancia y, mucho menos, un incitador del conflicto. La Personería de Medellín fue imprudente e impertinente al pretender llevar campañas educativas sobre el cuidado de los animales a las puertas de la Plaza de Toros, un lugar en el que la gente conoce muy bien lo que significa la vida, pero sobretodo la muerte, de un animal.