jueves, 25 de enero de 2007

Ires y venires, dimes y diretes

Te da y te quita, te quita y te da... así es la maestra vida que este universo se ha dedicado a parir: y no se queda con nada, que valga la aclaración. Cada paso que se da viene con otro haciendo sombra, alguien diría que son esas huellas imborrables que todos vamos dejando por ahí, a veces más profundas e importantes que las de Armstrong (Neil), a veces tan superficiales e inocuas como las de algunos profesores (Perico de los Palotes o Fulanita de Tal) de los que ni el nombre se recuerda.

Y es que este boomerang que es la vida de todos los días se lleva lo que indefectiblemente, tarde o temprano, volverá, siempre volverá, personalmente o por interpuesta persona y cuando regresa trae la factura o los X talentos que le toca devolver.

Si, parece un rollo ahí romanticón, todo transcendental, todo bobo, pero que va, si últimamente la vida parece un campo de esos de la Normandie a mediados de los cuarenta en los que del cielo caían paracaídas con bendiciones para algunos y tragedias para otros: están sucediendo cosas que estaban por ahí un poco olvidadas, cubiertas con la capa invisible de la resignación; se están alargando ciertas líneas de unas circunferencias que ya casi estaban definidas como eternas medias circunferencias.

A alguien le regresan el trabajo que hace días tuvo y que ya no tuvo más. Otros vuelven a las aulas a encontrarse con aquella encantadora profesora que ya no lo es tanto. Aparecen invitaciones a reuniones en las que pueden existir ciertos reencuentros o nuevas atracciones. Alguien más se prepara a viajar kilómetros y kilómetros, después de una noche de buenas palabras y nada de sexo. Y así se va moviendo la vida misma, como tratando de decir algo, como retando la paciencia de los mortales, como desafiando al tiempo.


Pero es mejor dar mucho y esperar poco, además de esperar un poco a que todo salga como tiene que salir. Es mejor así, esperando a que lo que se transforma quede convertido en lo que deseas, aunque todo lo demás es más que bienvenido.

domingo, 7 de enero de 2007

SIN USAR LA CADENA

Es enfermedad patética
exigir siempre con prisa
con ademanes y risa
con palabras y retórica
y de forma salomónica
que te entreguen de inmediato
el amor, el sueño, el plato
la guitarra y el decir
que alguien renuncie a vivir
por tu deseo insensato



Que el mundo te pertenece
es lo que siempre crees
que llegue el sí que querés
sólo porque te parece
se te ocurre o te apetece
y el otro de cuando en cuando
desea seguir volando
y no hay porqué impedirlo
no hay porqué cohibirlo
si igual te seguirá amando

miércoles, 3 de enero de 2007

Se hace trasteo... motivo: estética



Es simple y sencillo: digamos que es mi propia bienvenida a blogspot (aunque también es la bienvenido para vos)...

Estaba en otro lado pero es que es tan uniforme como aburrido y aunque aceptemos que lo importante de estos pedacitos de uno son las palabras, pues unos colorcitos y alguna que otra imagen dan un poco de felicidad - o de tristeza, si es del caso -.


Entonces, decidí venirme a un nuevo host y bueno, me traje lo poco que tenía porque aunque se estrene apartamento toca trastear la decoración... y mejorarla.

Bienvenido de nuevo.

No es...

Publicado el 2 de Enero de 2007



No es que no me quiera enamorar, de hecho me gusta amar y ser amado: me he enamorado y lo voy a seguir haciendo. Tampoco es que amar me asuste, ¿por qué tendría que asustarme algo tan hermosamente cotidiano? No, no me asusta, definitivamente, no.


No es que no quiera querer, sentir ganas es tal vez la sal de la vida, si se acaban las ganas, se acaba la vida. No es que querer o acostumbrarme me de miedo: tener algunas rutinas es necesario porque con ellas habrá algunas certezas y con certezas es un poco más fácil despertarse e irse a la cama.




No es que vos no me gustés, si sos como sos, si hay maravillas debajo de esa piel, si cada vez que aparecés hay una sorpresa, si todo lo que sale de vos tiene magia: y no me asusta lo fantástico.



No es que no ame, no es que no quiera, no es que no me gustés, simplemente soy demasiado egoísta para entregarme completo.




Chau Medellín... Att: Rock’n Roll

Publicado el 4 de Diciembre de 2006


La premisa

El rock’n roll en Medellín no ha muerto, ni va a morir, a pesar de que a menudo ha sido gravemente herido. Y no ha muerto porque todavía quedamos por ahí algunos absurdos rebeldes soñadores que crecimos entre lespoles, telecasteres, riquenbequeres, marchales, overdraiveres, distorsiones y demás – y aunque no conociéramos esos nombres, era lo que salía por el parlante o por el audífono -.


La fuerza del rock’n roll está por dentro de todos aquellos que vibramos con contundentes beats de batas, que nos estremecemos con la emoción de sencillas líneas de bajo, que nos emocionamos con la estridencia de los acordes y las melodías de guitarra afiladas y que soñamos con las palabras que rezan de ciudades, de vida y de muerte, de amores y de desamores.


El rock’n roll ha sido, es y seguirá siendo, ese alimento espiritual para quienes nos negamos a ser completamente adultos, que pretendemos seguir viendo la vida con ese cierto vértigo que da la juventud, con esa cierta rebeldía que carga el rock’n roll a donde vaya.


El suceso

Y aunque el rock’n roll siempre ha sido sinónimo de movimiento, siempre se ha puesto a la vanguardia de las diferentes épocas a las que ha sobrevivido y, ha sido elemento fundamental en el desarrollo de los medios audiovisuales en el mundo, está por encima de los media, o por debajo, o al ladito, pero no depende de ellos, nunca lo ha hecho y creo que nunca va a depender.


Hace pocas semanas, algún gerente de esos que no tienen ni idea de audiencias reales sino de audiencias en papel, uno de esos gerentes de los que está llena la radio, decidió que Veracruz – la emisora de radio juvenil más tradicional de la ciudad y que últimamente estaba dedicada al rock’n roll – apagaba sus consolas y dejaba de sonar con la fuerza que traía, para dar paso al reguetton, a la patética balada pop en español – como la de Arjona – y a otros de esos ritmos que caben en cualquier parte porque definitivamente no tienen carácter.


Pero bueno, son las decisiones de los doctores que deben creer todavía, como a la vieja usanza, que el rock’n roll es la música de mefisto, un estruendo cargado de mensajes subliminales – que se oyen cuando el disco se pone al revés – que invitan a sus adolescentes adeptos a entregarse al sexo, a la droga, al alcohol y a la violencia. Seguro el doctor cree profundamente que quienes escuchan rock’n roll no tienen dinero que son muchachitos que todavía dependen de sus padres y que no compran. Pero, si no tienen dinero ¿cómo diablos se dedican al sexo, a las drogas y al alcohol? y ¿cómo hacen para comprar los equipos esos raros que hacen que un vinilo o un cd corran al revés?


Así son los gerentes de radio: van tomando decisiones según un librito recién salido que se llama EGM y que sinceramente, yo no tengo la más mínima idea de para qué sirve: tengo un montón de años y nunca he sabido como se arma el EGM, nunca me han encuestado, nunca he visto un aparato que reseñe on line la cantidad de aparatos de radio sintonizando tal o cual emisora – y eso que en algún momento de la vida pasé por una emisora de la ciudad, pasé por un programa de radio y nada, no sé como se miden las audiencias.


El señor gerente, el doctor decisiones, argumentará que no hay público suficiente y yo me quedaré atónito porque hace poco, en el último mes y medio antes de que se silenciaran los equipos de Veracruz, en Medellín hubo una oleada de rock’n roll increíble: el Altavoz (como unas 8.000 o 10.000 personas durante 3 días), los conciertos Anti-Mili (que reúnen cualquier cantidad de gente) y la Gira de Bares y Rock’n Roll que precisamente promovió la desaparecida emisora en cuestión y que, a pesar de ser en los pequeños bares de la ciudad, siempre tuvo una buena cantidad de público presente. ¿Cuántos son los miles de oyentes que necesita una emisora? No creo que sean muchos porque fuera de Julito, Darío, la Gurí y Peláez (sin contar con nuestras estrellas locales de la radio, que tampoco son tantos: El Gurú del Sabor, Alonso Arcila, Múnera cuando narra fútbol, uummmm...), no creo que existan las grandes audiencias – y creo que estoy siendo benévolo con Darío y la Gurí –.


Pero lo más grave de todo es que se cierra un espacio que se estaba comenzando a conquistar para promover la música de acá, el rock’n roll de Medellín, ese que no existe para muchos puristas, pero que está ahí, que recorre la ciudad. Y digo que se estaba comenzando a conquistar porque pese al esfuerzo que hicieron los chicos de la emisora por rotar música de Medellín, creo que hizo falta más, pero es entendible, la radio siempre ha sido así, los espacios son reducidos, sigue siendo la misma que conocí hace años, claro que sin payola, creo, pero cerrada.


La despedida

Digamos que, por nombrar un ejemplo entre algunos pocos, aun nos queda Haga La U (radio, televisión, impresos, foros, toques), un proyecto musical urbano amplio y receptivo, un lugar de difusión de lo local, un espacio donde siempre hay lugar para la cultura de Medellín vista desde el rock y que seguro seguirá ahí porque la maravillosa terquedad de quien la encabeza, ese espíritu de rock’n roll que embarga a su promotor, seguro logrará que las banderas sigan izadas.


La premisa es más que clara y por eso ese Chau Medellín... Att: Rock’n Roll, no será más que un título de un escrito y la disculpa para escribirlo. De repente, aparezca por ahí en algún muro en forma de graffiti – que seguro no será de mi autoría - pero no será más que eso: una tonta frase más que no refleja, ni reflejará la realidad porque el rock’n roll se queda por acá, recorriendo las calles, cantando realidades y ficciones, en pequeños toques, en pequeños bares o en algún teatrino, haciendo que la vida sea más viva.

No Escupo Veneno. De víbora pocón, pocón...

Publicado el 3 de Noviembre de 2006


Si, yo sé que a veces hablo más de la cuenta, pero ¿qué hacer? Es mi naturaleza. Si me lo preguntás te respondo; si me lo decís en la cara, te contesto; si lo publicás, pues opino. No se trata de pontificar, no, por fortuna, de pontífice no tengo nada. Tampoco te juzgo, no lo hago, nunca lo hago, que juzguen quienes no cometen errores y yo, algo tengo de ser humano. Si abro la boca, es porque me importa, me interesa lo que hay afuera de mi piel, podría callarlo todo, como si no importara, como si no me afectara, pero ¿qué sentido tiene?


Tus muertes y tus vidas, tus amores y desamores, tu buen dia y también el no tan bueno, tu pecado y tu redención, tu enfermedad y su cura, tus angustias y alegrías, tu tristeza y tu felicidad, todo eso que me importa, todo eso que tenés me importa y te escucho y te escucho y te digo lo que pienso y lo que siento. Es que además del hombro, tengo ideas; además de pañuelo, tengo cerebro; además de oído, tengo corazón – y se arruga de cuando en cuando – y también, a veces tengo rabia.

Yo también he tenido y tengo mis pesares, también me pesa la vida, es que no es fácil, pero para eso estamos: para ir pasando. Cuando era pequeñito e intentaba comerme la calle a pedalazos y, con mucho desequilibrio, terminaba mordiendo el pavimento, siempre hubo alguien ahí cerca que me ayudara a levantarme y me animaba a que siguiera (realmente, ahora que lo pienso bien, por ese tiempo me animaba a arrancarle al asfalto una marca más para lucir en mi cuerpecito), siempre había alguien ahí, al lado, casi obligándome a hacer lo que no era capaz de hacer, pero bueno, al menos alguien me acompañaba, alguien me hablaba. Al final, aprendí a no caerme de la bici.


Dicen por ahí que las palabras son peores que los mismo hechos, yo no creo en eso... bueno, no lo creo mucho. Es que si son decires de quien te quiere, de quien te ama, seguro no vienen cargadas de nada diferente que de amor, pueden ser duras pero no te están trantando de joder; si son palabras de algún extra de esta película que es la vida, pues no tienen mucha importancia, pueden pasar y no transformarán el mundo, no transformarán tu mundo. Las palabras no son peores que el beso que nunca se dio, ni que el abrazo que falta por recibir, ni que la llamada que nunca se hizo, ni que muchas otras omisiones y olvidos.


Así que, cuando te responda, cuando te conteste, cuando opine, cuando te hable, tené presente que lo hago con el poco amor que me queda para darte. Creé que frente a eso, el enojo no tiene cabida: el mundo es más difícil que unas pocas palabras cargadas de buenas intenciones, de buenos sentimientos.

De Sombras Que No Se Pueden Olvidar... (y relaciones que tienen toques mágicos)

Publicado el 2 de Noviembre de 2006 (Escrito por ahí a comienzos del siglo XXI, pero concluído un tiempo después)


Muchos años antes de amarla, la presencia de su rostro ya lograba que toda mi piel se hiciera agua. En su cara había algo que me invitaba a quedarme viéndole. Ahora, sólo unos años después, entendí el misterio: una sonrisa que nunca antes había sentido.


Fueron pasando los años y yo creí que serían sólo compañía para la vida cotidiana, de esas que van más allá con aquellos que se tienen como buenos amigos, y aunque nunca pasamos mucho tiempo juntos, creo que siempre estuvimos cerca. Durante esos años así funcionó.


Cuando se fue el hombre que la tuvo por buen tiempo - y que además fue el motivo para detener el segundo intento por juntarnos - yo llegué con inocencia, sin saber que las cosas entre ellos se habían terminado, pero sospechaba que su vida no era la misma: hacía un buen tiempo no la veía tan libre como en ese momento.


Me cautivó la magia, magia de verdad. La función se construía con tres actos. El primero fue el truco de la sonrisa inolvidable: el rostro de Patricia era uno de los más bellos o, al menos, el más encantador que había visto. Mi cerebro flota cuando sus sentimientos se cruzan: la tristeza y la alegría pueden compartir con armonía un lugar en su rostro, como en ningún otro de los que en mi vida haya visto.


Durante horas podíamos estar juntos. Lo humano y lo divino nos hacía compañía a donde fuéramos. Nunca faltaron las palabras, siempre teníamos algo que decir. Lo nuestro, lo de cada uno y hasta lo ajeno, estaban siempre conectándonos. No hubo desnudez mayor, que la que acompañó siempre nuestras palabras. Si alguna vez mentimos, asumo que la inocencia y la ingenuidad hicieron su trabajo y fue por eso que nunca hubo un reclamo. La palabra, su palabra era el segundo truco de esta presentación.


Nunca supe de algo que la hiciera detenerse, cada cosa que llegaba o se iba de su lugar, si acaso la descomponía un poco, lo necesario no existió en su forma de vivir. Lo que hubo, lo que hay y lo que vendrá, ha dejado y dejará marcas, laceraciones, pero nunca hubo nada que la detuviera y creo que por años, nada la podrá parar. Ella es ella y nada más, se basta y se sobra. Es libre, es natural. Capturó en su corazón la libertad, ahí la tiene guardada y cada que lo necesita echa mano de ella para vivir su vida, la propia. Ese, el tercero, es el mejor truco para cerrar unos días de magia.


La sonrisa inolvidable, las palabras permanentes y la libertad arrasadora, me reducen a enamorado, me meten en la idea de seguir a su lado mientras la fantasía siga viva.


(...ha pasado del tiempo...)
Sigue siendo igual, mis arrebatos de amor apasionado siempre han salido a flote y como siempre a destiempo. Si me fui de su corazón, no era lo que yo buscaba, de verdad que no. Si es la razón, la que está haciendo lo que le corresponde, sólo espero que algún dia pueda volver a ver su sonrisa. Seguro evitaré no abrir tanto la boca.

De Cómo Conocí a María (y de cuánto le he amado y deseado)

Publicado el 18 de Septiembre de 2006 (Escrito por allá a finales de los 90)


Había amado a varias mujeres antes, y las había querido, además. También, fácilmente, las había dejado de querer y a algunas de ellas hasta de amar. Dejarlas era cuestión de acostumbrarme a no tenerlas cerca, si las cosas sucedían como siempre, sólo era necesario estar ausente un par de meses y al regreso ya no importaba si serían mías o no. Sin embargo, algunas de ellas han permanecido en mi espíritu hasta esta noche, aún sigo amándolas, todavía las siento cerca, incluso en ocasiones siguen siendo una compañía permanente.


Pero María es un caso diferente, nada ordinario, en lo absoluto normal. La conocí extasiada, creo que eran ciertos buenos tiempos para ella y, aunque siempre la ha acompañado la efervescencia por lo fantástico, su sensibilidad parecía estar en lo más alto de su ser: confiaba por igual en lo humano y lo divino, en lo sobrenatural, lo suprarealista y lo extrasensorial. Yo en cambio, aquél día estaba más árido y escéptico que nunca, de suerte percibía lo que se atravesara por delante de mis ojos.


Esa noche sólo se me ocurrió decir, y creo que únicamente por vulgar y engañosa cortesía: Mucho gusto, me llamo Jacobo, felicidades. Fue mi frase más larga, porque pasado un rato y ante un comentario que pretendía llegar un poco más allá, rompí la cuerda abruptamente con un seco Yo no creo. Esas horas fueron de especial singularidad, porque María es irresistible y, a lo menos, cada hombre que la conoce no puede dejar de mirarla y escucharla durante aproximadamente un minuto (extrañamente es posible que cuando la dejes de ver su imagen se te diluya un poco de la cabeza, pero el primer minuto de encanto casi nunca falla). María es algo más que encantadora.


Pocos días después volví a encontrarla por ahí, estaba un poco menos distraído y algo más atento. Posiblemente hablamos un poco, unos minutos quizás, pero el mejor de todos fue el primero: un minuto de encanto sublime. Creo que mi impresión fue la misma de todos, sólo que esta era la segunda vez que nos cruzábamos. Durante esos días de navidad nos vimos algunas veces y poco a poco comprendí que María no era una mujer normal. Ella tenía esencias especiales, su aroma era diferente a la de las demás flores.


Una anotación: Es cuestión de dejarse llevar, pues sus propias palabras sensibilizan el alma y así es más sencillo usar el olfato.


Si, olía diferente, eso hizo que un tiempo después la amará profundamente, pero además que la quisiera como a nada. Olerla, verla, gustarla, escucharla y palparla, de una manera especial, ha sido algo más que importante, aunque todavía no desisto ante la idea de que todo ello sobrevenga como podría ocurrir con dos personas ordinarias, así no más. Con espiritualidades y carnalidades haciéndose compañía.


Durante estos años, desde la noche aquella, nos hemos dejado y nos hemos encontrado algunas veces. María es especial, definitivamente lo es. Y seguramente por eso debe ser que hoy la amo más de lo que yo mismo creí que pudiera amar a alguien. Pero lo que de verdad hace especial mi historia a su lado es que ella es la única mujer por mí deseada, la única mujer que he querido durante largo tiempo, aún después de un par de meses de ausencia.


Como a Casiopeia con sus estrellas, espero ansiosamente cada vez encontrar a María para disfrutarla, así por fracciones, pues ambas parecen estar a millones de años luz de tenerlas conmigo cada sol y cada luna.


María no me ha permitido acostumbrarme a no tenerla cerca. Esta vez las cosas no sucedieron como siempre.

SI ES DE ROCK, ES BUENA NOCHE

Publicado el 12 de Septiembre de 2006
Aunque el rock, según se sostiene por parte de muchos rockeros, es una cuestión de actitud, las guitarras aquellas estridentes, gordas y llenitas, hacen mucha falta en el sonido del género. Aunque siempre lo he creído, lo voy reconfirmando poco a poco, como me sucedió con el Ahí Vamos Tour hace unos días.
¡Como suena Cerati con una banda que incluye una guitarra más! Fue magnífico, sonó a rock, se vió rock. Que espectáculo es presenciar a un artista rock-pop de la talla de Cerati - maravilloso guitarrista, por demás - acompañado por un personaje mucho más rock que él como Richard Coleman con una guitarra en sus manos, por un baterista de tanto recorrido – no sólo en el rock y el pop sino en otros géneros musicales y en proyectos experimentales – como Fernando Salamea y de dos jóvenes con una energía rockera a flor de piel, que fue lo que demostraron Leandro Fresco – en teclados y otros juguetes – y Fernando Nalé – en el bajo -.
Ese sonido fuerte y guitarrero que presenta Cerati en el Ahí Vamos y que deja ver un regreso a sus propios orígenes, se convierte, puesto en un escenario, en una exquisita muestra de lo que lleva por dentro el rock: pasión, amor, poesía, color, elegancia, entre muchas otras sensaciones que sólo los que amamos esta música hemos podido sentir.
Pero además fue afortunado haber compartido con Cerati y su banda una noche de rock con la complicidad de un oscuro bosque, de una luna que - ya menguando – hizo su aparición con los artistas, de algunas aves nocturnas que se paseaban incluso por el escenario y de una buena cantidad de almas que recargaban energías con cada sonido, con cada palabra.
Lo que sé es que yo lo disfruto mucho y no queda más que esperar que este año se pasen por acá los que aún quedan en la lista de ausentes y que seguro serán tan exitosos como Cerati. Así que no se asusten amigos empresarios y dejen que pasen por estas tierras los Calamaros, los Sabinas, las Julietas y así también poder decirles: gracias por venir.
P.D.Lo que no me explico es cómo ante el ritmo, los acordes, los sonidos estridentes, las palabras pronunciadas y toda la energía que circulaba en el lugar, había gente ahí muy sentadita haciéndose la visita – como en la sala de la casa -, impávidos ante lo que sucedía a su alrededor, como si no supieran porqué estaban en el lugar. Claro, ese no es mi problema, ni mucho menos, y no voy a decir que me aguaron la noche, por supuesto que no, pero si causa curiosidad. Afortunadamente en Medellín hay gente que sin conocer el artista, sin tener ni cinco de ganas de ensordecerse y bailar, es decir, sin alguna motivación aparente, pagan la boleta y hacen que todo eso sea posible y un poco más barato.

¿Para qué este blog...?

Publicado el 12 de Septiembre de 2006.
Ganas no faltaban. Hace tiempo tenía intenciones de escribir un blog, pero no sabía porqué, para qué, ni sobre qué, realmente no sabía nada y hacerlo sin sentido no tenía sentido. De repente, ayer no más, me pregunté por qué no y tenía un pequeño motivo, pero no era suficiente.
Sin embargo, más adelantito – y pensando en aquél viejo proverbio que reza sobre la propiedad de los silencios y la esclavitud de los decires – me propuse hacerme esclavo, escribiendo sobre cualquier asunto posible, sobre lo que hablo a diario, sobre lo que la vida cotidiana proponga.
Decidí usar los dedos porque siempre me dedico a abrir la boca.
En este espacio voy a escribir un poco sobre lo que pienso, lo que creo, lo que veo, lo que oigo respecto a temas comunes y corrientes, de esos que cada dia se atraviesan por delante de los ojos o simplemente que invaden mi cuerpo a través de mis oídos.
Bienvenido, así no más...