lunes, 6 de septiembre de 2010

Replíco comunicado...

No hay mucho qué decir al respecto... replico comunicado...

"COMUNICADO PÚBLICO


Los abajo firmantes, familiares de víctimas de graves violaciones a los derechos humanos, defensores de derechos humanos y organizaciones no gubernamentales defensoras de derechos humanos, ante el retiro del cargo que ha hecho el señor Fiscal General de la Nación de la Doctora Ángela María Buitrago Ruíz, manifestamos ante la Comunidad nacional e internacional, lo siguiente:



1) Recibimos con desconcierto la decisión del señor Fiscal General de la Nación encargado, Dr. Guillermo Mendoza Diago de retirar de su cargo como Fiscal Delegada ante la Corte Suprema de Justicia, a la Doctora Ángela María Buitrago Ruíz. En dicho orden, rechazamos no sólo la decisión de retirarla, sino también las motivaciones que consideramos absurdas y contradictorias, expresadas por el señor Fiscal General para pretender justificar dicha decisión.


2) Resaltamos que la separación contradice el contexto objetivo de actuación de la Doctora Buitrago Ruíz quien ha iniciado y llevado a juicio a decenas de responsables, en casos que tratan en su mayoría del procesamiento de crímenes de lesa humanidad y que por tanto han implicado un acercamiento de la acción estatal hacia sus obligaciones en el marco del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. Al punto que los pocos resultados que puede presentar el Estado, en su mayoría, han sido promovidos por la Doctora Buitrago Ruíz.


3) La decisión adoptada por el Fiscal General de la Nación, constituye una vulneración de la independencia judicial y además vulnera de manera específica, ostensible y grave los derechos de las víctimas de crímenes de lesa humanidad, cuando su retiro se produce al día siguiente de fijarse fecha para la audiencia de imputación respecto de Francisco Santos Calderón y José Obdulio Gaviria, la cual fue solicitada por la Doctora Buitrago Ruíz, y días después de que llamara a indagatoria a los generales en retiro Jesús Armando Arias Cabrales, Rafael Hernández y Carlos Augusto Fracica. Esta decisión vulnera los derechos de las víctimas, cuyos procesos se están adelantando en etapa de instrucción y de juicio en casos como los siguientes:


- Luis Alfonso Plazas Vega, ante el Juzgado Tercero Especializado de Bogotá, por la desaparición de 11 personas durante la operación de retoma del Palacio de Justicia el 6 y 7 de noviembre de 1985.

- Jesús Armando Arias Cabrales, ante el Juzgado 51 Penal del Circuito, por la desaparición de 11 personas durante la operación de retoma del Palacio de Justicia el 6 y 7 de noviembre de 1985.

- Iván Ramírez Quintero, Luis Fernando Blanco y Gustavo Arévalo ante el Juzgado 51 Penal del Circuito, por la desaparición de 11 personas durante la operación de retoma del Palacio de Justicia el 6 y 7 de noviembre de 1985.

- Edilberto Sánchez Rubiano, Ferney Causaya, Luis Fernando Nieto Velandia y Óscar William Vásquez ante el Juzgado 51 Penal del Circuito, por la desaparición de 11 personas durante la operación de retoma del Palacio de Justicia el 6 y 7 de noviembre de 1985.

- Jesús Armando Arias Cabrales, Rafael Hernández López y Carlos Augusto Fracica por su participación en la ejecución extrajudicial del Magistrado Carlos Horacio Urán.

- Francisco Santos Calderón, Ex Presidente de la República, y José Obdulio Gaviria, Ex Asesor de la Presidencia de la República, para quienes está próxima la Audiencia de Imputación, por haber calumniado a los integrantes de los sindicatos SINTRAEMCALI, SINTRATELÉFONOS y SINTRAUNICOL.

- Jorge Aurelio Noguera Cotes, ex Director del DAS, ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, por los delitos de concierto para delinquir agravado, abuso de autoridad por acto arbitrario e injusto y tres homicidios agravados.

- Guillermo León Valencia Cossio, Ex Director De Fiscalías de Medellín y hermano del Ex Ministro de Gobierno, Fabio Valencia Cossio, ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, acusado de enriquecimiento ilícito, concierto para delinquir agravado, violación de asunto sometido a reserva, falsedad por destrucción y utilización de información privilegiada.

- Germán Vargas Lleras, Ex senador y actual Ministro de Interior y de Justicia, por el delito de Calumnia, donde es victima la Ex senadora Gloria Cuartas Montoya.

- Ciro Ramírez, ex Senador de la República, ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, por concierto para delinquir agravado con grupos paramilitares.

- Edilberto Castro Rincón, Ex Gobernador del Meta, condenado por la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia a la pena de cuarenta (40) años por homicidio.

- Carlos Alberto Palacios, Ex Gobernador del Putumayo, condenado por la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia.


4) El retiro de la Doctora Buitrago Ruiz es una acción más en contra de una recta administración de justicia, que recientemente ha afectado a importantes operadoras judiciales, como ha sido la situación padecida por la Doctora María Stella Jara, quien debió abandonar el país tras proferir fallo condenatorio contra el Coronel Luis Alfonso Plazas Vega, consecuente con resolución de acusación elevada por la Doctora Buitrago Ruíz. Por otro lado, la Juez de Control de Garantías, Dra. Jenny Jiménez, tras proferir medida de aseguramiento en contra de Mario Aranguren, ha denunciado amenazas contra su vida, informando que a la fecha, no ha recibido medidas de protección coherentes con los riesgos que corre.


5) El proceso contra Jorge Aurelio Noguera Cotes, que se encuentra en etapa de juicio, tiene aproximadamente 350 cuadernos, sin contar con las diligencias que reposan en medios magnéticos. A su vez, el caso de Palacio de Justicia tiene aproximadamente 150 cuadernos, cerca de 120 diligencias y pruebas recaudados en medios magnéticos. Estos constituyen apenas dos ejemplos de procesos que suman más de 200 mil folios, los cuales ha adelantado la Doctora Buitrago Ruiz, con importantes diligencias a celebrarse próximamente, y el excluir a esta fiscal de su conocimiento, constituye un daño objetivo a la administración de justicia y por ende, genera impunidad.


6) Exigimos que la Doctora Buitrago Ruiz sea restituida de manera inmediata al cargo, y continúe al frente de estos procesos. La decisión administrativa del señor Fiscal General de la Nación, no puede seguir contrariando los derechos inalienables de las víctimas de graves violaciones de derechos humanos a la verdad, la justicia y la reparación integral.


Septiembre 3 de 2010


Suscriben;


Coordinación Colombia – Europa – Estados Unidos conformada por 219 organizaciones sociales y ONG de DDHH.

Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo

Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado - Movice

Familiares de los Desaparecidos del Palacio de Justicia

Comisión Colombiana de Juristas

US Office on Colombia – Usoc

Centro de Investigación y Educación Popular – Cinep

Corporación Jurídica Libertad

Asociación Nomadesc

Red de Hermandad y Solidaridad con Colombia

Fundación Comité de Solidaridad con los Presos Políticos

Federación Agrominera del Sur de Bolívar - Fedeagromisbol

Comité de Integración Social del Catatumbo - Cisca

Corporación Sembrar

Corporación por la Dignidad Humana

Proceso de Comunidades Negras

Minga

Corporación Yira Castro

Humanidad Vigente

Fundación Guagua

Galería de la Memoria Tiberio Fernandez

Fundación Territorios por Vida Digna

Corporación Nueva Gente – Ituagüi

Asociación Campesina de Antioquia

Cristianas y Cristianos por la Justicia y Paz

Movimiento de Víctimas Capítulo Antioquia

Instituto Popular de Capacitación

Observatorio Surcolombiano de Derechos Humanos y Violencia

Gustavo Gallón

Germán Romero

Jorge Eliécer Molano

Ana Beatriz Sánchez

Daniel Prado Albarracín

Cristina Espinel

Luisa Fernanda Montes Ocampo

Vladimir Tamara

Maria Isabel Casas Herrera

Eduardo Matyas Camargo

Diana Salamanca"

viernes, 2 de julio de 2010

No es disculpa, es protesta

Creo que por terquedad acudí a la mesa 20 de la Ramón, donde siempre he votado. Y digo que por terquedad porque cada vez le encuentro menos sentido a ese acto patriótico, ciudadano, civilizado, decente y responsable de sufragar. Y eso, porque cada vez le veo menos sentido al asunto ese de la democracia, pues cada vez se me hace más claro su fracaso.

Siempre me han dicho que la democracia es la voz del pueblo, que es el gobierno del pueblo y para el pueblo, que es el mejor sistema político y de gobierno que existe porque sólo ésta garantiza la justicia, porque es el fruto de la libre opción de los ciudadanos, porque - en consecuencia - otorga a todos una amplia gama de derechos y muchas más cosas bonitas. Se dice, en conclusión, que la democracia es la única manera de garantizar que todos vivamos bien. Y en ese sentido, creo que la democracia - con unos 300 años de antigüedad - ha fracasado, en casi todo el mundo occidental que implementa ese sistema de gobierno.

Aunque yo vivo bien, sé de muchos colombianos que no tienen esa fortuna. He conocido personalmente y por interpuesta persona, a muchos habitantes de este país que no están ni cerca de vivir una vida digna: tienen hambre, mueren por ello; su acceso a la salud es bastante limitado, tanto de manera preventiva como curativa, porque la salud tiene costo y también mueren por ello; y no tienen trabajo, mucho menos empleo, sobretodo porque la legislación democrática regula excesivamente y limita cada asunto, incluso las maneras informales – no ilegales - de conseguir el sustento diario. Sin trabajo, sin salud y sin alimento, no puede ser digna una persona.

Yo tengo un empleo, puedo proveerme de comida - a veces, en exceso - y mi acceso a la salud es siempre posible - al menos hasta lo que hoy he necesitado. Pero la democracia colombiana, y la democracia en general, no se trata de mí: no gira en torno a mi opción trabajo, ni está ahí para satisfacer mis excesivos deseos gastronómicos, ni se reduce a mis fines de semana en mi finca, ni está limitada a garantizar la posibilidad de hacer lo que me dé la gana con mi automóvil, ni existe para que mi empresa mantenga bien mi economía, entre otras tantas barbaridades solipsistas que los discursos políticos democráticos han construido y que nos hemos creído: “el problema no es el sistema, el problema es la decadencia moral de los pobres que no quieren trabajar”.

Por eso es vergonzoso ver al Ministro Valencia el día de las elecciones, tal vez desesperado por la poca asistencia de la gente a las urnas, insistir en la casi obligatoriedad del voto, argumentando que entonces quien no vota no tiene derecho luego, protestar ni a opinar. No estoy de acuerdo: no es el voto la condición para que el individuo sea sujeto político o sea ciudadano, es decir, no votar también puede ser una posición política, no sólo el voto en blanco significa descontento y me está pareciendo que eso es lo que está pasando en Colombia.

La gente no vota, el 65,52% de los colombianos no votaron el pasado 20 de junio porque creo que ya no creen en la autoridad, en los gobernantes, en la democracia. No fueron ni la lluvia, ni el mundial, no nos metan ese cuento. Es diferente, más profundo y más complejo: con esos gobiernos creo que la gente de este país, cada vez será más apátrida, menos ciudadana, claramente primitiva, de grosera indecencia y por completo irresponsable.

Eso pasará con mayor fuerza mientras cada vez más gente tenga menos oportunidades. Porque yo sí prefiero un país que reparta la pobreza - incluida la nobleza de la mayor parte de los pobres del país - que un país que procure la riqueza para resolver los problemas de todos y reparta esa riqueza entre pocos, como ha pasado en Colombia, porque acá la repartición de la riqueza no ha funcionado en 200 años de República.

lunes, 14 de junio de 2010

Editoriales absurdos y sin vergüenza

El pasado viernes 10 de Junio de 2010, el periódico El Colombiano, comienza su Editorial con la siguiente entradilla: “La condena a 30 años de prisión dictada contra el Coronel (r) Alfonso Plazas, aún no está en firme y será apelada ante el Tribunal Superior de Bogotá, de quien esperamos sepa interpretar que las acciones del Militar obedecieron a su deber constitucional y de servicio que implicó defender al Estado del acto terrorista y de barbarie del M-19, la toma del Palacio de Justicia y su consecuente Holocausto”; y termina diciendo esto otro: “¿Por qué ahora se quieren satanizar los actos realizados por el Estado en defensa de la institucionalidad y de la mayor instancia judicial del país.(SIC) ¿No fue la toma del Palacio una arremetida frontal del M-19 contra el corazón de la Justicia?

Leer aquello me recordó que sentir náuseas me incomoda, me desagrada, me pone maluco; y también me recordó la razón por la cual no leo nunca el Editorial de El Colombiano o, mejor, por qué sólo hojeo con temor las páginas de ese diario – especialmente los clasificados y las páginas culturales.

Es una vergüenza esa manera de opinar. Es una pena, es nauseabundo encontrarse con que un diario prestigioso, enmascarado en la opinión, desinforma. Las relaciones que se plantean en los dos párrafos expuestos y en el resto del artículo son irracionalmente tendenciosas, además de mentirosas y con un alto grado de irrespeto hacia la misma justicia que pretende defender.

Hasta hoy los indicios hablan de una macabra alianza entre miembros del M-19 y el narcotráfico para esa “arremetida frontal (…) contra el corazón de la justicia”, como lo menciona el Editorial, y al respecto no se puede decir nada diferente a que es condenable, reprochable y detestable, en eso no puede haber discusión. También puede uno decir que, a pesar de lo sanguinaria, la retoma del Palacio era una obligación constitucional, no solo del Coronel (r) Plazas Vega, sino de las demás autoridades del Estado, cada una desde su posición.

Lo que no puede uno permitirle al editorialista de El Colombiano, ni al Presidente de la República, ni a nadie, absolutamente a nadie, es sostener que la desaparición de 11 ciudadanos es una acción legítima del Estado para defender la Institucionalidad y que un comandante de batallón, cualquiera antes o ahora, pueda decidir sobre la vida de los ciudadanos en juicios sumarios. Eso no es justicia.
El Coronel (r) Plazas Vega, quien estaba a cargo del operativo, al menos, ahora tiene una posibilidad de apelación ante una instancia jurídica superior. Carlos Augusto Rodríguez Vera (administrador de la cafetería), Cristina del Pilar Guarín Cortés (empleada de la cafetería), Bernardo Beltrán Hernández (empleado de la cafetería), David Suspes Celis (chef de la cafetería), Gloria Estela Lizarazo Figueroa (encargada del autoservicio), Héctor Jaime Beltrán (mesero de la cafetería), Luz Mary Portela León (empleadas de la cocina), Norma Costanza Esguerra (contratistas proveedora de la cafetería), Gloria Anzola de Lanao (visitante del Palacio), Luz Amparo Oviedo (Buscaba empleo en la cafetería), no tuvieron apelación, no tuvieron juicio, no tuvieron nada. Sus cuerpos siguen desaparecidos a pesar de haber salido con vida del Palacio y de haber entrado con vida a la Casa del Florero, de la mano de subalternos del Coronel (r).

Ver:
http://www.youtube.com/watch?v=SlHsul9oLF8&feature=related

Ana Rosa Castiblanco (empleada de oficios varios), tampoco tuvo un juicio, no tiene apelación, aunque, a diferencia de los demás, su cadáver sí apareció, fue hallado hace 10 años en una fosa común. El Abogado Asistente del Consejo de Estado, Carlos Horacio Urán Rojas, tampoco tuvo un juicio, aunque su cadáver fue levantado por la Fiscalía General de la Nación al otro dia, no obstante abandonó el Palacio, herido pero vivo.

Ver:
http://www.youtube.com/watch?v=Zf_k0yKDujA&feature=related

Las oscuridades fueron muchas. El M-19 cometió un acto atroz, pero no hay que olvidar que su status era de ilegalidad; el Estado retomó defendiendo la institucionalidad, actuando legalmente. Ninguno de los dos asuntos es discutible. Pero que miembros de las instituciones del Estado, que deben actuar en derecho, bajo las directrices de la Constitución Política, desaparezcan ciudadanos amparados en la acción militar como deber del servicio y en defensa de la institucionalidad, es inaceptable. Y es más inaceptable aún que, ante los hechos y las pruebas, un periódico decente le sugiera al Tribunal Superior de Bogotá que interprete unos hechos criminales, de acuerdo a su mirada tendenciosa de la información.

A Plazas Vega no lo están condenando por la retoma, no le están dando 30 años de prisión porque haya estado presente en la recuperación de la institucionalidad; lo están condenando por sus acciones o por sus omisiones, mejor dicho, lo condenan por su responsabilidad en la desaparición de algunos ciudadanos en el marco de ese evento. Que se condene a Plaza Vega no es la satanización de la acción del Estado, es el castigo a alguien que actuó por fuera de la ley y del Estado. Ahora, si lo que hizo, o dejó de hacer el Coronel (r), es una acción del Estado, yo pido que también se satanice, se castigue, se condene al Estado.



martes, 9 de febrero de 2010

Gobernar también es un asunto de pertinencia (1)

Yo no sé qué piensan ciertos gobernantes y algunos organismos del Estado. Lo que yo sí pienso es que uno de los asuntos fundamentales en el acto de gobernar es la pertinencia.

En una ciudad como Medellín, en la que la tolerancia y el respeto por los seres humanos escasean, ciertas acciones de parte de organismos del Estado se convierten en impertinentes nimiedades y superficialidades, cuando no en asuntos profundamente disociadores. Me refiero a algunos eventos de nuestros organismos de gobierno, acontecidos en las últimas semanas.

Acá, particularmente, me dedicaré a uno de esos que, en contexto, no pasa de ser un asunto vago, carente de sentido y hasta absurdo: me refiero a la repartición de volantes que promueven la defensa de los derechos de los animales en las puertas de la Centro de Espectáculos la Macarena este sábado 6 de Febrero, día de festejo taurino.

No voy a discutir acá el asunto de la defensa de los derechos de los animales porque es un tema muy profundo, tanto en términos de la filosofía del derecho como desde la perspectiva bioética y no hay acá suficiente espacio para ello; pero eso sí, dejo como premisa que yo no creo que los animales sean sujeto de derecho. Lo que sí me interesa es plantear una crítica al impertinente e instigador acto, ya mencionado, por parte de los funcionarios de la Personería de Medellín.

Puede que sea importante que la Personería ocupe parte de sus recursos en defender los derechos de los animales, sin embargo, creo que en una ciudad llena de violaciones graves a los derechos ciudadanos e incluso, a los derechos humanos, este organismo debería ocupar todos sus esfuerzos y personal a defender la vida, honra y bienes de los ciudadanos en general y, particularmente de la población más vulnerable, como los de una de las empleadas de mi hogar a quien el combo de El Rompoy le expropió su vivienda en el Popular 2 hace muchísimos años, asunto frente al que la Personería no ha hecho nada, pese a que ella hizo la denuncia respectiva en ese organismo hace ya, también, muchos años.

Ahora, más grave aún es que la entidad encargada de la promoción y defensa de los derechos ciudadanos, la entidad llamada a adelantar un trabajo de mediación y de fortalecimiento de las relaciones ciudadanas de equidad, respeto y tolerancia con el ánimo de mejorar las condiciones de vida de la ciudad, adelante campañas de protección de los derechos de los animales en la puerta de la Plaza de Toros en tiempos en los que la discusión entre taurinos y antitaurinos es tan sensible. Por supuesto, la presencia de la personería allí, haciendo aquello, incomodó y molestó a muchos ciudadanos de Medellín: taurinos, pero ciudadanos.

En resumen, no sé bien si en esta Medellín inequitativa, irrespetuosa e intolerante con los seres humanos, sea primordial que el organismo encargado de defender los derechos fundamentales de los ciudadanos, destine recursos públicos en la defensa de los animales; lo que sí sé, es que sin importar el tema sobre el que verse la acción, los organismos de Estado deben dar prioridad a la pertinencia en su proceder: Los organismos de Estado, particularmente las Personerías, no pueden ser un promotor de la intolerancia y, mucho menos, un incitador del conflicto. La Personería de Medellín fue imprudente e impertinente al pretender llevar campañas educativas sobre el cuidado de los animales a las puertas de la Plaza de Toros, un lugar en el que la gente conoce muy bien lo que significa la vida, pero sobretodo la muerte, de un animal.

viernes, 14 de agosto de 2009

¿A Miami? No, gracias

La verdad, a mí los Estados Unidos de América no me llaman la atención y seguro es el resultado de ciertos estereotipos en los referentes políticos que uno va construyendo: ciertas generalizaciones ingenuas que con el tiempo y unos cuantos libros, se van llenando de matices.

Ciertamente, no tengo nada contra los ciudadanos de los Estados Unidos en general, pues sé que allí seguramente, como en todas partes del mundo, hay más gente agradable que gente desagradable, hay más gente pacífica que guerrerista, hay más gente ingenua que perversa, hay más gente buena que mala. Sin embargo, no me gustan los gobiernos norteamericanos y la filosofía política de éstos por su concepción de la economía de mercado, por su paranoica mirada de la seguridad, por su incoherente ejercicio del derecho y la justicia, pero sobretodo ello, por su soberbia y hegemónica geopolítica que les hace creer que son los encargados de salvar al mundo. Pero tampoco me gustan sus medios de comunicación, configurados como temibles maquinarias de poder y control al servicio de los anteriores. En ambos casos, situaciones corrientes y comunes a lo largo del mundo, sin muchos distingos de doctrina política.

Por ello, siempre he declarado mi gran desinterés por visitar esa federación, aunque tenga como uno de los mayores deseos de mi vida recorrer New York, perderme en Manhattan durante días enteros: de Whitehall Terminal al Apollo Theater, del SOHO al Yankee Stadium, del Sout Street Seaport al Metropolitan Opera House, así, toda entera, de dia y de noche. Y bueno, con los años creo que voy cediendo, pues cada dia, Manhattan se hace una añoranza de la peor de las nostalgias, como lo ha dicho Sabina.

Sin embargo, sé que tristemente para alguna de mis primas, debo decirlo en voz alta: ¡ NO QUIERO IR A MIAMI ! Eso lo he pensado de hace tiempo y no por la insulsa arquitectura, ni por las grandes dificultades de transporte, ni por el desmedido consumo en los mall, ni por los amenazantes huracanes y, seguro que tampoco por el general de la gente que la habita, porque incluso allí viven entrañables amigos. Pero estoy seguro de que para mí sería terriblemente insoportable estar cerca de ciertos grupos de refugiados latinoamericanos que viven en la capital de sol.

Grupos de infortunados mártires de la miseria sureña; pobres víctimas de las extremas ideologías armadas y violentas de izquierda y de derecha, tanto oficiales como subversivas; desamparados y sacrificados por las ya tradicionales corruptelas gubernamentales que han detentado el control y el poder durante años y años; infortunadas familias abatidas por la falta de oportunidades y de esperanzas; en resumen, desdichados parias, producto de estas maltrechas sociedades poscoloniales.

¿Me creyó? No sea ingenuo. No hablo de los muchos que allí viven y trabajan tranquilos y no se meten con nadie y que hacen su vida bajo el signo de la tolerancia y el respeto; no hablo de esos que se fueron detrás del sueño americano (ideal que no comparto, pero que respeto) y que, poco a poco, se han dedicado a partirse la espalda para tratar de hacer un capital y a apoyar a sus familiares en sus países de origen; tampoco de los que por sus grandes cualidades profesionales fueron llamados a trabajar por allá y que se dedican a resolver sus problemas cotidianos y a disfrutar de cada día que pasan en esa ciudad; tampoco de aquellos que decidieron irse para allá porque acá, en América Latina, somos muy mañés y allá todo es más chic; no, no hablo de esos.

Hablo de esos que, desde el exilio, desde la comodidad de Miami, se dedican a construir estériles discursos contrarrevolucionarios para intentar retomar los poderes que ostentaron durante mucho tiempo.

De esos que poco a poco se han dedicado a conseguir en los Estados Unidos los puestos gubernamentales que no han logrado obtener en los países de los cuales se dicen nacionales – bien sea por nacimiento o por herencia de sus monárquicos ancestros -, escudándose en la defensa de los valores políticos occidentales: la democracia, la familia, la libertad de pensamiento y de expresión, la propiedad privada y la paz.

Me refiero, a esos que, con mucha tranquilidad y pocos argumentos, dan desde la distancia su gran respaldo o su recalcitrante rechazo a los tristes gobiernos de nuestros maltrechos países, o que hacen juiciosos análisis de las realidades sociales y políticas de esa América Latina que conocen por los medios de comunicación.

De esos que se fueron a disfrutar de la ciudad del sol y desde allí dirigen en calma sus grandes empresas, instaladas en nuestros países y que, en ese mismo tono, deciden los recortes de personal y las rebajas salariales y que, además, legislan para que los impuestos no sean tan altos. Todo ello mientras se gastan miles de dólares en medio del sudor (si es que sudan) que produce el sol en las playas de Florida, lo que producen con el sudor de su frente hombres y mujeres que reciben como contraprestación unos doscientos cincuenta dólares por mes, después de trabajar unas 160 horas en total.

Si, hablo de esos que durante mucho tiempo, ellos o sus familias, han sido aliados o han hecho parte de esos gobiernos aparentemente democráticos que, con corrupción y politiquería, han construido la miseria sureña.

De esos que han permitido o promovido, para proteger su propiedad privada y hacer respetar el sudor de su frente, las extremas ideologías armadas y violentas de diverso tipo.

De esos que, en una angustiosa carrera por llenarse los bolsillos, no han promovido desde sus empresas las oportunidades y las esperanzas que los latinoamericanos necesitamos.

En resumen, me manifiesto frente a esos que se las dan de víctimas, pero que son los herederos y dueños únicos de las escasas riquezas poscoloniales.

De los mismos que, en defensa de la libertad de pensamiento y de expresión y de la familia, atropellan a Juanes en su persona y en su obra y le amenzan con su familia porque decide llevar sus canciones – ausentes de discursos e intenciones políticas - rosas y románticas (y es por eso que no me gustan) – al reprimido pueblo cubano.

De los que, protegiendo los valores occidentales de la democracia y la paz, defienden la acción armada y el golpe de estado que decide dar un grupo de poderosos oligarcas hondureños, exilando en la madrugada a Zelaya Rosales (otro poderoso oligarca en ejercicio legítimo de la Presidencia) porque oportunista y peligrosamente, quiere sumarse al actual bloque socialista del continente, para robarse las pocas riquezas de su país, haciendo cambios ilegales en la Constitución, pero que al mismo tiempo apoyan las reformas constitucionales ilegales en Colombia para que su anti-terrorista amigo Álvaro Uribe Vélez se perpetúe en el poder por un periodo más, completando 12 años de gobierno en un país con tradición de cuatrienios.

Señalo a esos que terminaron siendo más gringos, imperialistas y intransigentes que los senadores Helms, Burton, Weldon, Goldwater y que no bajan de sus discursos las palabras tiranía, comunismo, terrorismo y todas esas otras, desaparecidas o de reciente acuño, que van en contra de su ambición de poder político y económico.

Pero sobretodo, me avergüenzo como comunicador de Ubietas, Pérez y Browns (no menciono a algún colombiano porque ninguno está en Miami, todos vinieron a Bogotá a hacer periodismo desde hace unos 6 años), porque hacen del periodismo informativo un terrible discurso dominante, carente de imparcialidad y peligrosamente contaminado de ideologías que ponen en riesgo la integridad de las personas y, con sus insultos y discursos trasnochados, convierten el periodismo de opinión en un ejercicio bajo y burdo, sin la elegancia y las buenas maneras que éste se merece. Ambos asuntos al mejor estilo de las militancias y los gobiernos dictatoriales de la izquierda y de la derecha, tanto de ayer como de hoy.

Ya ve usted, mi querida prima, Miami no me interesa, porque aunque sé que humanos que piensan así y actúan así hay en todas partes, la alta concentración de éstos, está en esa ciudad y no, creo que no podría aguantarlo. Por eso, si algún día al cónsul se le ocurre darme el permiso para darme un paseo por la Unión, compraré un tiquete directo al JFK o al Liberty porque espero - para no caer en la tentación y tener una buena disculpa - que el señor Manny Díaz, ponga un gran letrero que diga: Juan David Zapata Agudelo NO ES BIENVENIDO a la Ciudad de Miami.

Tres anotaciones finales y al margen:

1) Me alegra mucho encontrarme con la coherencia, la pertinencia y la elegancia de la información y la opinión que por estos tiempos ejercen Hernández Cuellar, Montaner y Müller.

2) De los artistas y sus opiniones sobre el concierto de Juanes en La Habana, yo no opino, al fin y al cabo el arte – y lo que éste piense y diga - no puede tener límites.

3) Como esbozo de cantautor, estaría muy feliz de compartir escenario con el gran artista Silvio Rodríguez, a quien he admirado profundamente desde hace muchos años por sus canciones y por ellas, lo aplaudiría: Su lugar en la canción no se lo podrá quitar ni la más mezquina de las acciones humanas.

lunes, 13 de julio de 2009

El "homicidio" del hipopótamo: el camino equivocado.

Estoy por creer que cada día, con mayor ahínco, los Colombianos nos levantamos con más ganas, pero muchas más, de insistir en el camino equivocado. La perspectiva crítica de nuestra sociedad se aproxima cada vez más a cero y hemos abandonado el pensamiento y la acción social y ciudadana en torno a los asuntos importantes para, con energía juvenil, dedicarnos a asuntos de poca urgencia e importancia para la vida de la república.

Como es costumbre en todos los gobiernos, y particularmente fuerte en el actual, poner en el primer plano mediático temas de muy poca importancia para evadir el debate respecto a los temas de fondo, es un asunto de estrategia política en la que los colombianos caemos redonditos.

Olvidamos que acá los políticos en el ejercicio del poder ejecutan todo tipo de acciones, al menos irresponsables y con dudoso fundamento ético, pero también en ocasiones de carácter delictivo y acá no pasa nada, nadie protesta, nadie pide renuncias, nadie se junta para exigir a quienes gobiernan, el cumplimiento de la ley o de la ética pública.

Ahora nos dio por hacer grupos y marchas de protesta y hasta de pedir la renuncia del Ministro de Medio Ambiente por la caza del hipopótamo Pepe en el Magdalena Medio Colombiano y aunque al Ministro no lo conozco, ni conozco su gestión, creo que es un absurdo eso de pedirle que deje su cargo.

No tiene ningún sentido que los colombianos, seamos capaces de juzgar con tal radicalismo al Ministro, cuando nunca hemos hecho nada antes a pesar de la andanada de violaciones a las libertades individuales, a los derechos humanos y a la misma Constitución, que este gobierno ha cometido en los últimos años: la sistemática labor de espionaje del DAS, la escalofriante cantidad de jóvenes y adultos que engrosan la lista de falsos positivos, la reforma de leyes para el beneficio personal, la estrecha relación de miembros del gobierno y sus secuaces congresistas con los más grandes delincuentes de la historia colombiana.

No creo que un hipopótamo sea motivo, ni siquiera en chiste, para que un Ministro renuncie a su cargo. No podemos seguir el juego de la patética lista de habitantes del mundo, dedicados a la zoolatría, lista a la que últimamente se ha sumado el ex ministro Juan Lozano quien nunca hizo nada para resolver ese asunto, pero que ahora en campaña electoral al Congreso, si hace crítica a la situación. No podemos aceptar que lleguen al extremo de decir que si bien Pepe no había nacido en Colombia, era colombiano porque había tenido hijos en Colombia, no, Pepe no era colombiano, era un animal y los animales no tienen ciudadanía, la ciudadanía, como cualquier otro derecho, es un arreglo político entre los seres humanos: Pepe nunca convino con nadie respetar la vida humana y si no mató más fue porque la suerte libró a muchos campesinos del Magdalena Medio de encontrárselo de frente.
No voy a decir que la caza del hipopótamo sea una maravilla, pero tampoco puede calificarse de absurdo y mucho menos de delito, seguro que las soluciones pudieron ser muchas otras, pero la muerte de Pepe no es un acto de gravedad, ni siquiera me parece que sea un acto inmoral. De lo que si estoy convencido, es que si en Colombia no comenzamos a ser más conscientes de lo que pasa con quienes nos gobiernan, si no empezamos a tener una mirada más crítica de la política de la república, si no nos dedicamos a defender primero la vida de los de nuestra especie, si no trabajamos más por exigir empleo y mejores ingresos para todos, y en cambio, nos preocupamos más por tumbar ministros por el homicidio de un animal cualquiera o por cerrar almacenes de suministros para la construcción con la idea de hacer otra placita tontamente romántica llena de adoquines, no vamos a tener una sociedad mejor.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Cojea, pero con la ira llega

Con todo esto de DMG me pongo a pensar en por qué no habrá muchos congresistas, funcionarios del Gobierno y militares que le hablen fuerte al Presidente Uribe sobre su familia y lo enfrenten y demás. Si eso sucediera, tendríamos un Congreso, un Gobierno y unas Fuerzas Armadas, con menos cuestionamientos. Así, con la diligencia con la que la Policía y la Fiscalía han actuado en este caso, tendríamos otro Congreso, un Gobierno con personajes bien diferentes y unas Fuerzas Armadas fiables, pues ya les habrían descubierto a los padres y madres de la patria, a los burócratas y los mandos troperos todas las porquerías que han hecho durante años.

Es que con este Presidente, en estado iracundo, este Estado sí funciona, o bueno, funciona menos peor, es un poco más diligente. Mire usted, en cuestión de una semana, a este señor Murcia Guzmán y al tal holding DMG, le han encontrado un extenso y vergonzoso prontuario de los últimos tres o cuatro años o cinco, sustentado en grabaciones telefónicas y registros de movimientos financieros (incluso no bancarios), con llamadas y citas con lo más bajo y lo mas alto de la sociedad colombiana, entre muchas otras cosas comprometedoras. Una serie de pruebas y de actuaciones delictivas que uno no se alcanza a explicar qué hacía ese señor en la calle, cómo podía salir del país, cómo fue recibido por César Mauricio en la casa de nari, cómo no le habían abierto una investigación formal. Es que yo, siendo fiscal, con la segunda grabación, lo llamo a indagatoria.

Lo único que se me ocurre pensar es que, como siempre sucede en Colombia, el Gobierno, incluido el Presidente, mantiene fuertes y cordiales relaciones con los delincuentes de este pais – bueno, se hablan entre ellos y, además, mantienen relaciones con el Congreso, con eso no más, ni qué decir -. Por eso, todo va pasando, hasta que se la vuelan al ubérrimo y ahí si, todos los esbirros corren a sacar las grabaciones, los seguimientos fotográficos y unos acerbos probatorios enormes. Unos expedientes de pruebas que podrían contener la mitad de los delitos (la otra mitad no se hubieran cometido) porque se hubiese actuado en contra del delincuente con rapidez, pero no, acá se deja pasar todo (creo yo que con intereses, no técnico-jurídicos precisamente), se espera y se espera, hasta que el Gobierno necesite un boom o hasta que le hablen al señor Uribe de su familia o de sus negocios arcaicos, gitanos e ilíquidos.

Si consolidar un expediente delictivo de este calibre, se demoró meses y meses, teniendo en cuenta que ni el negocio, ni los personajes implicados estaban en la clandestinidad sino a la pura luz del dia, en los lugares más vistosos de las diferentes ciudades del pais, pagando millonadas de pesos en impuestos a la DIAN, entiende uno porque en Colombia la justicia funciona como funciona. Si este tipo Murcia Guzmán, con todo lo sospechoso que resulta, no más viéndolo, con sus lujos y excesos, como lo aseguran las autoridades del pais, no había caído, ¿qué se puede esperar con personajes que nacieron en cuna de plumas – como dice mi mamá –, que siempre han estado entre la crema y la nata, que no levantan sospecha porque son de buena familia y que, cuando delinquen, lo hacen haciendo aparentar el amparo de la ley y/o sosteniendo clandestinamente sus brazos armados con repartijas de platas y puestos para los más necesitados?
Ese es el panorama. Un panorama que no deja de ser sombrío porque la justicia en Colombia funciona si al señor que ha jurado ya dos veces en 7 de agosto, se le reta. Es por eso que en el Congreso, en las Fuerzas Armadas y en el mismo Gobierno hay tanto delincuente, porque como allí solo se debe escuchar decir “si señor Presidente”, entonces no hay riesgo alguno de que a alguien se le destape el expediente. Es por eso que por el territorio de la patria, se pasean sin preocupación, y con una sonrisa de oreja a oreja, los Del Rio, los Londoños, los Valencias, los Plazas, los Araújos y muchos otros personajes abominables.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Decretos de ofensa personal

Es una pena la manera como el Gobierno busca subsanar sus propios olvidos. Si uno empieza a mirar con lupa lo que ha decretado el Gobierno de Colombia, no se encuentra nada más que medidas completamente desmedidas, absurdas, inconstitucionales y, yo diría, con nombre propio. No “medidas precautelativas y administrativas”, como dijo el Ministro de Interior, el respetado Doctor Fabio Valencia Cossio, sino medidas rabiosas, represivas y pasadas de tiempo.

A mi me parece, como ya lo he dicho, que las tales pirámides son un atraco y que la gente se pasa de ingenua; de otros negocios, yo no sé con exactitud qué grado de legalidad o ilegalidad tienen, y menos cuando éstos han persistido por años, tiempo en el cual el Gobierno de este país no hizo nada. Creo que el asunto de DMG, no es lo mismo que una pirámide, puede que funcione como un negocio de varios niveles de negocio, pero creo que es diferente a lo de las tales pirámides. Ahora, lo de la captación ilegal, puede que se configure, aunque tampoco parece que fuese muy irregular, pues la norma no ha sido explícita con ello y el Estado le ha recibido millones y millones de pesos en impuestos.

Y vuelvo a las medidas. El primer esperpento legal está asociado a la retroactividad de la norma, es un absurdo, ¿desde cuándo se puede condenar con retroactividad? La ley, como ha funcionado siempre en cualquier país democrático, no es y no puede ser retroactiva, mejor dicho, si al ubérrimo se le ocurre pasado mañana que quien escriba o haya escrito un artículo diciendo que los colombianos somos brutos, incautos y ambiciosos se sancionara con pena de cárcel, pues a mí me tocaría ir a prisión porque lo hice la semana pasada, ¿es eso sensato?, ¿es eso lo que llaman justicia?

La segunda medida, más perversa que la otra, tiene que ver con que si el delincuente llega a utilizar los medios de comunicación para referirse a las medidas o si se hace alguna marcha o protesta callejera, el condenado a priori tendrá un aumento en su pena de prisión y en la astronómica sanción pecuniaria a la que ha sido sometido. Al mejor estilo del Gobierno vecino, queda prohibido utilizar la protesta pública o los medios de comunicación como mecanismo para hacer críticas a las medidas absurdas, excesivas y tardías. Y me parece grave por una razón sencilla: no hay posibilidad alguna de que los arquitectos de pirámides o los creadores de marcas nos cuenten qué es lo que pasa en realidad, qué pasa de fondo con el asunto, quiénes están metidos en el asunto; que, simplemente, no hablen de los grupos financieros tan cuestionados últimamente; o que simplemente no cuestionen los profundos problemas sociales que se viven en el país como el alto desempleo.

Y claro, la sanción de 10 a 20 años de prisión y los cerca de sesenta mil millones de multa aplicable a los delincuentes esos, son un exceso. En un país en el que se premia con millones y millones de pesos a los exsecuestradores que además traigan la cabeza del jefe o en el que se dan 4 años de prisión y se premia con el exilio a los motosierristas paramilitares, no creo que sea sensato imponer penas tan absurdas como esas. Pero es que el problema no es lo extraña que es la ley en Colombia, el problema no es lo desmedido de las sanciones, porque en Colombia se suben o se bajan las penas de acuerdo al nombre del sujeto involucrado.

Estos decretos son fuertes por el nombre propio al que van dirigidos: David Murcia Guzmán. Y no precisamente porque haya estafado a alguna persona en Colombia con su nuevo modelo de negocio, sino que tiene nombre propio porque el jefe de gobierno, con la piedra afuera – tan extraño en él -, no soportó que el señor David Murcia Guzmán respondiera a través de la W con amenazas a sus amenazas, no soportó que DMG levantara la frente y le respondiera con la energía y la vulgaridad que, al parecer, solo es exclusiva del patrón y sus esbirros y que le respondiera sin el miedo que ya no tiene como consecuencia del poder que le está dando el dinero, la gratitud y el interés de la gente que ha metido su platica en tarjetas prepago DMG.

Yo no sé que efecto real van a tener los decretos 4333 al 4336 del 17 de noviembre de 2008. Puede que resuelvan el problemita de las pirámides y las tarjetas prepago y les resuelvan el problemita de disminución de ingresos a los Avales y Bancolombias; pero lo que no creo que logren, es resolver los problemas graves de desempleo que se viven en el país, ni que se resuelvan las altas tasas de interés para el crédito y las bajas tasas de captación que tienen legalizadas y vigiladas las mafias banqueras de Colombia.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Esta Colombia tan ilegal, tan estúpida

Hace poco discutía con un amigo sobre el gobierno actual y, en medio de la conversación, éste me preguntó que si yo creía que en Colombia existen 6 millones de brutos y mi respuesta fue clara: no, tranquilamente es el doble, como menos.

Por ahí en mis escritos, directa o indirectamente, he dicho que creo que Colombia es un pais de brutos, violentos, tramposos, ambiciosos, facilistas, ladrones, entre algunos otros pequeños defectos.

Y vea usted. Yo si lo sospechaba, pero no creía en el asunto muy en serio. Y de que manera lo han demostrado los ahorradores de las captadoras. Las caídas de la tales pirámides demuestra que en Colombia los burros son muchos y de todos los tipos: ricos, pobres, trabajadores, desempleados, hombres, mujeres, universitarios, bachilleres, analfabetos, mestizos, mulatos, zambos, DE TODO.

Se dijo, se advirtió, se comentó, se denunció, los medios lo decían a gritos y los torpes, ambiciosos, vagos, necesitados, ciegos, sordos y mudos e ilusos colombianos, cayeron. Y ahora, se vuelven un monstruo y sacan de adentro toda la irracionalidad y violencia que nos caracteriza y aunque se metieron en un negocio ilegal, quieren que les respondan con legalidad: IDIOTAS.

Todos lo que metieron un peso en ese negocio y ahora están tirándole piedra a la policía son unos IDIOTAS. ¿No se han dado cuenta de que eso que, entrelíneas, dice el gobierno de que el crimen si paga, no es cierto? Lo cierto es que hay que trabajar y no como ha sucedido siempre que se roba, se contrabandea, se tumba al otro, hay que trabajar porque aunque trabajar en Colombia (para una persona que no sea político, gobernante o empresario) no te hace millonario, si te da dignidad y decencia, dos cosas tan escazas por estos lados.


Ahhh... y que no les digan más ahorradores, que no son ahorradores, son ambiciosos, facilistas e ilegales, tienen esas características tan nuestras que han permitido que en Colombia el narcotráfico, los grupos armados ilegales y los gobernantes, hayan prosperado.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Eso de ser militar, eso de ser legal

Es que por estos días en los que se conmemora un año más de masacre y desaparición en el Palacio de Justicia por parte del M-19, lo primero y del Ejercito Colombiano, lo segundo.

Con todo lo que ha sucedido en Colombia últimamente (en los últimos doscientos y piquito de años más o menos), se me ocurre que al Ejercito Nacional le convendría que aquellos que han intentado defenderlo y salen por ahí a hablar bobadas, se callen.

Es que todo el tiempo los defensores del señor Presidente y de Ejercito están comparando a los segundos con cada delincuente que aparece en Colombia. Por ejemplo, dicen: ¿porqué las ONG, como Human Rights Watch, siempre denuncia al Ejercito y al Estado pero nunca hablan de la violación de derechos humanos por parte de las FARC? o también se les ocurre decir que si los responsables de la masacre en el Palacio de Justicia están en cargos públicos porqué no hacer un ejercicio de indulto, verdad y reparación con los militares que desaparecieron a algunos ciudadanos en ese mismo hecho.

En el primer caso es importante recordar que el Ejercito se supone actuando bajo las formalidades de un estado de derecho, es decir, se supone una institución legítima y legal que se acoge no solo a las normas y reglas que la Constitución y las leyes le imponen sino además a convenios y estatutos internacionales sobre el respeto a la población civil, en cambio las FARC no lo son, no son legales ni legítimas, no tienen reconocimiento político y por lo tanto, nadie puede exigirles, ni pedirles, ni obligarles el cumplimiento de ninguna norma. Si nos ponemos a tono con las voces oficiales en Colombia, los terroristas de las FARC no tienen responsabilidades de ningún tipo, son terroristas y como terroristas, no se rigen por ninguna norma.

En el caso del Palacio de Justicia tenemos que decir algo similar. El M19 masacró a muchas personas durante la toma, pero lo hizo en su condición de grupo insurgente, subversivo, ilegal. El Ejercito Nacional inició la retoma con el argumento de defender la Constitución y la ley, una Constitución y una ley que les exigía defender la vida de la población civil, defender las instituciones legales y legítimas del Estado, una Constitución y una ley que los respaldaba para que lo hicieran todo bien y no lo hicieron porque la retoma terminó con l desaparición de muchos ciudadanos que salieron vivos del Palacio, entraron vivos a la Casa del Florero y nunca más se volvieron a ver. Luego, después de muchos años, el M19 dejó las armas y se reincorporó a la vida política del país a partir de un proceso de negociación legítimo y legal. Ahora si usted quiere que a los exmilitares responsables de las desapariciones pos-re-toma se les dé un trato igual al que se les ha dado a los paramilitares colombianos con un proceso de verdad, indulto y reparación, pues allá usted.

En resumen, si usted considera que Human Rigth Watch debe comenzar a sancionar a las FARC o dejar de denunciar al Ejercito y al Estado colombiano pues haga todo lo posible para que el señor Uribe le dé estatus político a las FARC o simplemente para que, de ahora en adelante, a todo el mundo le quede claro que usted piensa que el Ejercito colombiano es terrorista, ilegítimo e ilegal. O si usted cree que los exmilitares deben ser perdonados a cambio de la verdad, tenga en cuenta que los está poniendo en las mismas condiciones de los más grandes delincuentes del país y, aunque lo puedan llegar a ser, no creo que lo que usted pide les deje muy bien parados.


Mejor dicho, lo que usted cree que es un favor para su Ejercito Nacional, no lo es. Si sigue hablando como está hablando en defensa del Ejercito, va a terminar poniendo a toda su fuerza a incrementar sus abusos cotidianos sin que nadie los vigile (y no diga nada cuando le toque a usted) o va a decepcionarse mucho de sus Fuerzas Armadas y de sus gobiernos cuando estos delincuentes de la retoma del Palacio, comiencen a contar la barbarie cometida, como los paramilitares.