lunes, 13 de julio de 2009

El "homicidio" del hipopótamo: el camino equivocado.

Estoy por creer que cada día, con mayor ahínco, los Colombianos nos levantamos con más ganas, pero muchas más, de insistir en el camino equivocado. La perspectiva crítica de nuestra sociedad se aproxima cada vez más a cero y hemos abandonado el pensamiento y la acción social y ciudadana en torno a los asuntos importantes para, con energía juvenil, dedicarnos a asuntos de poca urgencia e importancia para la vida de la república.

Como es costumbre en todos los gobiernos, y particularmente fuerte en el actual, poner en el primer plano mediático temas de muy poca importancia para evadir el debate respecto a los temas de fondo, es un asunto de estrategia política en la que los colombianos caemos redonditos.

Olvidamos que acá los políticos en el ejercicio del poder ejecutan todo tipo de acciones, al menos irresponsables y con dudoso fundamento ético, pero también en ocasiones de carácter delictivo y acá no pasa nada, nadie protesta, nadie pide renuncias, nadie se junta para exigir a quienes gobiernan, el cumplimiento de la ley o de la ética pública.

Ahora nos dio por hacer grupos y marchas de protesta y hasta de pedir la renuncia del Ministro de Medio Ambiente por la caza del hipopótamo Pepe en el Magdalena Medio Colombiano y aunque al Ministro no lo conozco, ni conozco su gestión, creo que es un absurdo eso de pedirle que deje su cargo.

No tiene ningún sentido que los colombianos, seamos capaces de juzgar con tal radicalismo al Ministro, cuando nunca hemos hecho nada antes a pesar de la andanada de violaciones a las libertades individuales, a los derechos humanos y a la misma Constitución, que este gobierno ha cometido en los últimos años: la sistemática labor de espionaje del DAS, la escalofriante cantidad de jóvenes y adultos que engrosan la lista de falsos positivos, la reforma de leyes para el beneficio personal, la estrecha relación de miembros del gobierno y sus secuaces congresistas con los más grandes delincuentes de la historia colombiana.

No creo que un hipopótamo sea motivo, ni siquiera en chiste, para que un Ministro renuncie a su cargo. No podemos seguir el juego de la patética lista de habitantes del mundo, dedicados a la zoolatría, lista a la que últimamente se ha sumado el ex ministro Juan Lozano quien nunca hizo nada para resolver ese asunto, pero que ahora en campaña electoral al Congreso, si hace crítica a la situación. No podemos aceptar que lleguen al extremo de decir que si bien Pepe no había nacido en Colombia, era colombiano porque había tenido hijos en Colombia, no, Pepe no era colombiano, era un animal y los animales no tienen ciudadanía, la ciudadanía, como cualquier otro derecho, es un arreglo político entre los seres humanos: Pepe nunca convino con nadie respetar la vida humana y si no mató más fue porque la suerte libró a muchos campesinos del Magdalena Medio de encontrárselo de frente.
No voy a decir que la caza del hipopótamo sea una maravilla, pero tampoco puede calificarse de absurdo y mucho menos de delito, seguro que las soluciones pudieron ser muchas otras, pero la muerte de Pepe no es un acto de gravedad, ni siquiera me parece que sea un acto inmoral. De lo que si estoy convencido, es que si en Colombia no comenzamos a ser más conscientes de lo que pasa con quienes nos gobiernan, si no empezamos a tener una mirada más crítica de la política de la república, si no nos dedicamos a defender primero la vida de los de nuestra especie, si no trabajamos más por exigir empleo y mejores ingresos para todos, y en cambio, nos preocupamos más por tumbar ministros por el homicidio de un animal cualquiera o por cerrar almacenes de suministros para la construcción con la idea de hacer otra placita tontamente romántica llena de adoquines, no vamos a tener una sociedad mejor.